31 days | a yoonmin fanfiction

14.5

17 de octubre
POV Yoongi

Los cuentos de mi madre eran los mejores, siempre me contaba uno antes de ir a dormir.

-¡Otro!

-Ya es muy tarde, pequeñín, mañana debes levantarte temprano. -Cerró el libro, lo dejó sobre una estantería, se acercó a mí y besó mi frente. -Duerme bien, mamá te ama. -Le sonreí y ella hizo lo mismo, luego se fue.

Cerré mis párpados e intenté dormir, mas no pude ya que comencé a oír gritos de mi padre, estaba muy furioso.

-¿Otra vez, estúpida?

-Solo estoy diciendo que no es bueno para ti.

-Yo sé lo que es bueno para mí y te callas, tengo todo el dinero que quiero, ¿crees que tu comentario va a impedirmelo?

-Estoy cuidándot...

-¡No necesito de tus absurdos cuidados! Es mi dinero y haré lo que sea con él.

Estás peleas ya eran habituales, no podía ayudar a mi madre, y eso me causaba una gran impotencia.

—¿Y qué hay de nuestro hijo? Reacciona, por favor.

—Querrás decir tu hijo. Hay cosas más importantes que ese pedazo de mierda inservible.

—¿Cómo puedes decir eso de Yoongi?

—Digo lo que quiero. —Tapé mis oídos con la almohada y largué unas cuantas lágrimas. Todo había cambiado.

Sentí unos pasos acercándose a mi habitación, supe reconocer que no eran de mi madre, sino de algo peor.

—Hey, chico, despierta. —Abrí mis ojos, parpadeé un poco y vi todo nublado. Se había hecho de noche. —Vengo a decirte cómo esta Jimin.

En ese momento reaccioné y me paré lo más rápido que pude, los nervios volvieron a aparecer.

—Afortunadamente él está bien, solo tiene una herida de bala y un corte en el brazo, un golpe en el cuello y su mejilla está completamente roja. Necesita reposar.

—Pero es curable, ¿no?

—Sí, sí lo es. —Dejó de hablar, como si estuviera pensando qué decir. —Ah, ¿tú eres Yoongi?

—Soy yo, ¿qué ocurre? —Hoseok sacó de su bolsillo un reloj, parecía muy caro.

—Este reloj ha pasado de generación en generación en su familia —Oh, es verdad, me había contado eso. —, él me pidió que te lo dé "por si acaso". Quiere que lo tengas por si ocurre algún inconveniente, no lo pierdas. —Él lo colocó en mi muñeca.

El reloj marcaba las once, era algo tarde para mí, pero no tenía sueño (y menos sabiendo que a Jimin le había sucedido todo eso). Aunque Hoseok me repetía que él estaba bien, yo seguía preocupado por su salud.

—Y esto es de mi parte. —Sacó un refresco de una bolsa. —Espero que te pueda servir. —Le agradecí durante mucho tiempo y luego nos despedimos, era bonito que la gente me tratara de esta forma, apreciaba estas cosas por más pequeñas que sean.

Y ahora, no sé qué haría solo, en el centro de la ciudad, a las once de la noche, sin saber cómo volver.

Empecé a caminar por las calles. No me importaba el lugar, solo quería moverme un poco y recorrer la zona. En ese momento me puse a pensar en un montón de cosas.

Extrañaba el teatro, era un lugar perfecto para mí, pacífico, sin discriminación, donde podías ser tú mismo. También extrañaba a mi piano, era una forma de liberar todos mis sentimientos a través de un simple instrumento. Él fue mi primer amor.

Ahora me encontraba en una carretera, seguía avanzando sin rumbo. Una luz se aproximaba hacia mí, eran las luces de un auto. Se acercaba cada vez más, y más, y más. No podía moverme.

¡Muévete, estúpido! ¿Quieres terminar muerto? Entonces hazlo rápido, maldita sea.

Logré esquivar el auto, pero este casi roza mi cuerpo.

—¡Vamos, Sehun! ¡Písalo hasta que quede plano! —Se escuchaban risas y gritos desde el auto, el cual giró y aceleró nuevamente hacia donde estaba yo.

Esta vez, corrí por la carretera hasta llegar a un lugar donde no pudieran verme.

—¡Sehun, eres un estúpido! —Había un chico gritando de manera desesperada. —¡Vas a ensuciar el Lamborghini! —Más y más risas. Pero qué estaban, ¿drogados?

Decidí irme de allí y seguir caminando hacia otra zona de la ciudad, ésta era muy distinta a la anterior. El lugar parecía deshabitado. Creo que era el único imbécil caminando por aquí a estas horas de la noche.

—¡Ey, amigo! —Supuse que me llamaban a mí, ¿pero de dónde? Intenté buscarlo con la mirada.  —A tu izquierda, tontito.

Fantástico, más borrachos, pensé.

El chico levantó una botella de una bebida alcohólica y me invitó un trago, había dos chicos más a su lado.

—Olvidemos las penas y compartamos un buen rato. —Arrastraba las erre, definitivamente no estaba consciente de lo que decía.

¿Qué debería hacer? Yo no era de beber, y menos de una persona desconocida. Pero, sentía que necesitaba no recordar todas las cosas extrañas que están sucediendo. Al fin y al cabo solo sería un poco de alcohol, ¿verdad?

—Vamos, deja de dudar y ven a pasar un momento lleno de risas. —Me acerqué a ellos y me senté a su lado. Luego me dieron la botella y bebí un poco, ¿era esto lo correcto?

Continué bebiendo hasta acabar la botella, no estaba tan mal después de todo.