❝Podría haber pensado que se trataba de una broma, pero no fue así.❞
Park Jimin escapa de su casa luego de tener una fuerte discusión con su madre. Como resultado, acaba huyendo de un hombre que intenta asaltarlo, para terminar pasando una noche en...
"El viernes de la semana pasada, alrededor de las 9 de la noche, ocurrió un incendio en un teatro cerca del parque Yongdusan. Según testigos, allí vivía un joven vagabundo de 24 años, el cual fue encontrado muerto en la sala oeste junto a un cuerpo, al que identificaron como su padre: Min Chung Hee, él trabajaba de psicólogo y mesero en lugares cercanos al parque, además de ser experimentado en descifrar y crear códigos en cualquier lenguaje.
Según lo encontrado en su casa de Seúl, el señor Min sufría una fuerte obsesión con su hijo. Para poder llegar a él, utilizó la manipulación con otro joven llamado Park Jimin, el cual ahora se encuentra bajo tratamiento psicoterapéutico.
En una de sus cartas encontradas, habla sobre como la mejor forma de tenerlo sin que escapara era muerto, ya que él no quería "herirlo" o adjudicarse el asesinato de su hijo.
Sin embargo, en su casa encontraron el cuerpo mutilado de un joven identificado como Jung Hoseok, el cual también afirma en una de sus cartas haberlo drogado y "lavar su cerebro".
El hombre también aseguraba que era un necrófilo, por lo que tuvo relaciones sexuales con el cuerpo de su víctima.
Sin duda, un caso que horrorizó al mundo entero y que será recordado como uno de los más crudos de la historia."
Así comenzaba aquella nota en el periódico semanal coreano.
Y todavía quedan pedazos borrosos de aquel día.
La noticia causó furor, había llegado a todos los rincones del mundo. Muchos conocidos y amigos míos se enteraron e intentaron ayudarme, pero aprendí que hay heridas que ni el tiempo ni las terapias curan, como las que hay en mi brazo. Sí, ahí sigue estando la inicial de su nombre. Ya casi ni se ve por las arrugas de mi piel, pero que está, lo está.
—Abuelo, aquí hay otro papel dentro de este bolso. —Mi nieto estaba ayudándome con la limpieza de mi antigua casa, y por que no, a recordar viejos momentos.
—Pásame ese bolso, Yoon.
—Aquí está. —Lo dejó sobre la cama. —¿Qué es esa carta?
—Déjame ver... —Al verla, supe que nunca antes la había leído, era una carta de Yoongi escrita el 26 de octubre detrás de una partitura.
—¡Léela en voz alta!
"Mi estimado Park Jimin.
Vivirsabiendo nuestro destino es igual a estar muriendo, me duele el corazón de solo pensarlo, gotas de agua recorren mi rostro mientras desplazo la pluma por el papel. No te enojes por mis decisiones futuras, ni por la que voy a hacer ahora: no pienso decirte qué está pasando.
Sé lo que debo hacer, y lo hago porque tengo un sentimiento que nunca pensé que nacería en mí, todo a causa de mi ignorancia y la poca educación por parte de mi primera familia.
Conozco el final de estas cosas. Ya ha ocurrido con mi familiar más querido, y no quiero que ocurra con mi ser más querido: tú. Porque, aunque parezca mentira, arriesgaría cada átomo mío por verte con una sonrisa. Vamos, de alguna forma te debo agradecer por darle esa luz que le faltaba a mi vida.
Es por eso que decidí esto. En unos días estarás tan destrozado por mi pérdida, pero yo tan feliz por tu vida, pero de algo se tiene que morir, ¿verdad?
No quise involucrarte en esto, lo lamento tanto, realmente nunca imaginé que esto ocurriría, solo te pedí que volvieras aquella vez porque me parecías atractivo.
En serio, lo siento demasiado, esto es lo único que puedo hacer si no quiero terminar viviendo el mismo infierno de siempre.
Algún día nos volveremos a encontrar, lo prometo.
Un gracias no alcanza, y nunca lo hará.
-Min Yoongi."
Me quedé petrificado al finalizar su lectura, era como abrir nuevamente aquellas cicatrices del pasado que ardían como el infierno.
—Oh, qué bonito final. Pero no entiendo qué pasó.
Miré a mi nieto directamente a los ojos. Sí, sus ojos eran de un profundo marrón, idénticos a los suyos, y con ese tono de inocencia característico de él.
—Nunca lo entenderás.
Observé la carta durante otro largo rato, luego la dejé en una pila de papeles a mi lado.
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