❝Podría haber pensado que se trataba de una broma, pero no fue así.❞
Park Jimin escapa de su casa luego de tener una fuerte discusión con su madre. Como resultado, acaba huyendo de un hombre que intenta asaltarlo, para terminar pasando una noche en...
-Me ama, -arranqué un pétalo de la flor- no me ama -hice lo mismo con otro-, me ama, no me ama, me ama...
Solo quedaba un solo pétalo.
-No me ama.
Me enojé y tiré con fuerza lo que quedaba de la flor al piso, ni siquiera me molesté en quitar el último.
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Mi amor por Park Jimin era tan grande que quien me diga lo contrario aparecería muerto. Sí, todos estaban buscándome por cielo y tierra, pero eso no me impedía asesinar a aquella persona que se metiera en mi camino, ya lo había hecho muchas veces, así que matar a uno más no me afectaría.
Fui hasta su altar y encendí una de las tantas velas que tenía.
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-Oh, Jimin, ya me vas a corresponder. Y si no puedes ser mío, entonces de nadie serás.
Desde que lo vi en una cafetería hace dos meses quedé estupefacto por su belleza, parecía el hijo de la mismísima Afrodita. Le saqué una foto, la coloqué en un cuadro y le preparé este bello altar para él.
Ya tenía todo para su secuestro: armas, balas, sogas y cloroformo. Hasta tenía su ubicación exacta las 24 horas, los 7 días de la semana.
Al parecer estuvo yendo a un teatro abandonado, a la casa de alguien y a un hospital cerca de aquí esta semana.
Como el lugar al que va con más frecuencia es el teatro atacaría allí exactamente el 16 de octubre a las 19:17.
