La risotadas de la pequeña niña era lo único que se escuchaba en el auto. Su padre amaba aquel sonido, y era una de las cosas que llenaba el corazón de su madre.
-Otro, otro - pedía la criatura desde la parte trasera del carro.
- Aquí va otro - habló su padre con una sonrisa enorme - ¿Cuál es el pez que huele feo?
La mujer observaba a su pequeña niña y a su no tan pequeño niño, con gracia.
-¿Cual? - las risotadas volvieron a inundar el pequeño espacio, incluso antes de terminar el chiste.
-Peztosooo- el padre de la niña volteo al terminar la broma, quitando completamente la atención del camino.
Unas perfectas carcajadas salen de la boca de su hija, cautivando completamente al hombre.
-PETER - gritó su mujer, observando cómo aquel camión estaba por impactar contra ellos. Peter frenó, el conductor del camión intento hacer lo mismo pero no lo logró a tiempo.
Y como si todo ocurriera en cámara lenta, el camión se estrelló violentamente contra el costado derecho del carro. Haciendo que este volteara, causando aún más daño.
Y todo volvió a su velocidad normal, la mujer estrellando su cabeza contra el vidrio a su lado, la bolsa de aire impactando contra el hombre haciendo que su cuello se doble violentamente hacia atrás y la niña, observando todo mientras algunos cristales rotos se incrustaban en su piel.
Lo último que recuerdo de ese dia es a mi padre, en medio de la calle, con mi madre en brazos. Llorando su muerte, recurriendo por primera y última vez en su vida a Dios, pidiéndole que le devuelva la vida a su mujer, al amor de su vida, a su compañera, a su todo.
Ese día, envejeci mil años.
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ARES
Teen FictionTodos me dijeron una y otra vez que si jugaba con fuego, acabaría quemándome. Pero lo que nunca nadie me pregunto fue si lo que andaba buscando era algo de calor. Él, era fuego. Yo, tenía frio. Es mi primera novela y es el borrador, por lo tant...