Capítulo 14

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-Mete tu auto en el garage y entra -

En otras circunstacias nunca le hubiera hecho caso, pero la situación climática estaba bastante complicada. Corrí a mi auto y lo estacione en su garage, protegido del granizo.
Entre de nuevo a la casa y el cerro la puerta con llave, se apoyó en ella y clavo su mirada en mi.

Mis latidos se aceleraron y mi boca se secó. Las manos me comenzaron a temblar a medida de que él caminaba lentamente hacia mi. Quise decirle que parara, que no me lastimara pero ninguna palabra salio, solo me quede quieta. Me dolían los ojos de no haber pestañado en varios segundos (imagen el multimedia)

Me entregó una mirada de odio y siguió de largo, la noche paso demasiado lenta para mi gusto, estuve sentada en el sillón revisando mis redes sociales hasta que amaneció. No pude dormir y tampoco quería.
A las 8 de la mañana Irene se despertó y me abrazo por la espalda.

-Bueno Dias, Kara - gritó
-Buenos días pequeña- dije alzandola y dando vueltas. - ¿Tienes hambre?

-Muchísima-

-Veamos que hay en el refri - ella se subió a mi espalda y camine hasta la cocina.

Mientras le preparaba unos waffles con jarabe y jugo de naranja, ella me contaba chistes. Siempre fui muy infantil para esas cosas, hasta el chiste más estupido del mundo me hacia reír como una niña.

-Toma, espero que te guste, hace mucho no preparaba nada -

Se comí todo en 15 minutos u luego nos sentamos ver la Tv, nos reímos como maniáticas todo el programa de Hannah Montana.
Cuando estaba por terminar alguien tocó la puerta y yo me levante para observar por la mirilla. Un chico musculoso de unos 30, repleto de tatuajes, sus ojos estaban rojos y

mierda

tenia un arma en su mano derecha.

-Abre la puta puerta Ares, se que estas ahí- me aleje de la puerta - escucho tus malditos pasos y puedo ver a tu maldita hermana desde aquí mirando la televisión

Corrí y cerre las cortinas, tome a Irene del brazo y la lleve a su Habitación, corrí a la de Ares y entre sin tocar pero no había nadie dentro.

Lo maldeci internamente y corrí adonde Irene de nuevo, ella lloraba. Le puse el seguro a la puerta y la guíe hasta su pequeño armario, solo cabía ella dentro.

-No salgas por nada del mundo - susurré - Y no hagas ruido, por favor -

Me metí debajo de la cama y tape mi boca.

El corazón inquieto le golpeaba el pecho, la mano temblaba bajo el frio tacto del objeto en su mano derecha. Su dedo duda solo un instante antes de jalar el gatillo y causar que una bala a 386 metros por segundo rompa él seguro de la entrada, los pies inseguros  revisan toda la casa, mas segundos pasan sin encontrar lo que es suyo, mas enojo cega su mente, ya no sabia lo que hacia.

Escuchaba los pasos acercarse a la puerta, me abrace a mis rodillas y cerré mis ojos.

Una patada bastó para derribar la puerta.

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