Capítulo 8

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Cuando encontré la escalera gracias al flash del móvil,  un sentimiento de alivio recorrió mi cuerpo, tome las barandillas con mis dos manos pero eso no evitó que resbalara en la punta del escalón y rodará escaleras abajo, dandome en las costillas con el cemento una y otra vez.

-Mierda - murmure mientras ahogaba un grito de dolor. Mientras me levantaba del suelo con un punzante dolor en mi costado escuche como muchos pasos sonaban muy cerca de mi. Los policías

Desde donde estaba podía ver la salida, si corría sigilosamente podía salir sin que ellos se percataran. Necesitaba distraerlos

Tomé un trozo de cemento del tamaño de mi puño y lo lance contra una ventana, que estaba al lado contrario de la salida.
Uno tras otro corrieron en aquella dirección mientras yo corría hacia la salida.  Empujé con todas mis fuerzas la pesada puerta de hierro y el aire fresco chocó contra mi rostro. Inhale y exhale pesadamente, el aire dentro del establecimiento estaba repleto de partículas de tierra por el derrumbe, no podía respirar bien allí dentro y salir al aire puro fue algo relajante.

A lo lejos vi mi auto, uno de los pocos que quedaban. Corri y mientras lo hacía un auto como a 50 metros explotó. Me agaché y cubrí mi cabeza, estaba aterrada. De atrás del auto en llamas salieron un grupo de personas con calaveras pintadas en sus caras, otros totalmente cubiertos, con escopetas, pistolas, machetes, en sus manos. 
Por suerte se dirigían al centro comercial y no hacía mi, pero atrás del montículo de tierra donde me había escondido debía apestar a miedo e inseguridad. En cuclillas me arrastre a mi auto y me encerré allí. 
Si encendía el auto me escucharian y me matarían allí mismo. Me agaché en mi asiento y desde allí vi como el grupo psicópata entraba al centro comercial e instantáneamente comenzaban a escucharse disparos y gritos. Pero no eran gritos de miedo o terror, eran gritos de pura diversión.

Ahora era mi momento, tenia que encender el auto y largarme de allí. Busque en el bolsillo trasero de mis vaqueros pero la llave no estaba, solo tenia el pequeño dispositivo para colocarle o quitarle los seguros pero la llave para encenderlo no estaba. 

- Hijo de puta - susurre mientras veía como un tipo con una bandana en su boca con forma de huesos y sus manos pintadass de negro agitaba la llave frente a mi auto, sabía que estaba sonriendo por la siniestra gracia que se reflejaban en sus ojos.

Levantó su mano y me hizo con su dedo una seña

Ven

No me atrevía a bajar del auto pero el tenía mi puta llave tenía que hacer algo.
Lentamente me baje del auto y me acerqué a el.

-Da - dame mis llaves, porfavor - susurre. El estiró su brazo y cuando yo iba a tomar las llaves, el tomó mi cuello con su otro brazo y comenzó a levantarme del suelo. La desesperación se apoderó de mi, mis pies no tocaban el suelo, mis pulmones comenzaban a quedarse sin aire, lo único que veía era la cara de aquel joven que ahora me mostraba su sonrisa sin nada que la cubriera.
Mis brazos de repente se sintieron pesados y mi cuerpo débil, no seguí luchando porque no sentí que tuviera la suficente fuerza. Sus carcajadas no dejaban de retumbar en mis oídos.

Moriré

Siempre sentí atracción por lo desconocido, lo peligroso, todo lo que hiciera sentirme viva. Pero a veces no son lugares, o cosas, a mi en realidad, me basto mirar sus ojos y que ellos miraran los mios para sentirme viva. Fueron 3 segundos, pero mierda, que buenos 3 segundos esos. Y ahora todo esta tornándose oscuro mientras esté loco suelta carcajadas, como si le hubieran contado el chiste más gracioso de mundo.

Ya no sentía dolor, no sentía la falta de aire en mis pulmones, no sentía sus manos en mi cuello, sentía que estaba volando mientras todo terminaba de oscurecerse. Pero algo sacudió mi realidad, y de pronto, podía respirar de nuevo. Todo volvía a la normalidad mientras trataba de poder mirar a mi al rededor.

El loco estaba siendo golpeado por alguien.

Lobo

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