Capítulo 3

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-Estamos cerca- hablo Leah mirando donde nos encontrábamos. El lugar realmente asustaba.
A Ninguno de nuestros padres le interesó mucho cuando les dijimos que no volveríamos a casa temprano, ambos concentrados en sus trabajos. Los padres de Leah estaban divorciados, su madre era dueña de una reconocida marca de ropa y su padre era director de una empresa que fabricaba autos, muy exitosa.
Y bueno, mi padre uno de los entrenadores de boxeo retirado más reconocido en todo el país. De más está decir que el dinero no faltaba en ambas casas.

-Mierda - dije observando con más detenimiento el lugar. Luego de entrar a aquel barrio, seguimos hasta el final y entramos a un ancho callejón, de ahí el nombre. Al final de aquello habia un gran tinglado, con sus paredes gigantes y techo de chapa.
Estaciónamos el auto lejos por precaución que pudieran robarnos y ese tipo de cosas.
Habían dos grandes gradas dentro de aquel lugar, y cerca de 450 personas. Tuvimos la suerte de estar cerca del centro, donde la gente no empujaba tanto. Un tipo bajo y calvo camino hasta el medio del circulo con un micrófono.

-BUENAS NOCHES, ESTAMOS AQUÍ PARA PRESENTAR LA MALDITA PELEA DEL AÑO. HOY SE ENFRENTAN SEEEERPIENTE EL LUCHADOR MÁS VENENOSO DE LA COMPETENCIA -

En ese momento salió un hombre de unos 30 años, completamente calvo y con una serpiente en su cuello. Los gritos de la gente enloquecieron, era el favorito se notaba. 

-YYYY A LOOOOBO, OTRO GRAN COMPETIDOR DEL CALLEJON. HAGAN SUS APUESTAS GENTE.

Luego salio el segundo competidor, un chico pelinegro, estaba atestado de tatuajes en su cuerpo pero igual se notaban sus marcados abdominales, una mirada impenetrable, sus ojos azules intimidaban. Nuestras miradas se encontraron por un segundo, mi interior estalló completamente, baje la mirada, sus ojos transmitían puro odio. 
La gente no grito tanto como con el primer competidor. Y comenzó la pelea.

Serpiente era rápido, se movía ágil mente, pero lobo era calculador sabía los golpes que serpiente le iba a dar incluso antes de que el calvo diera un paso.
  Solo 6 minutos habían pasado y el piso del circulo estaba lleno de sangre. La boca y nariz de serpiente estaban destrozadas y no paraban de derramar sangre. Lobo sólo tenía su ojo lastimado, del cual caía un hilo de sangre. De vez en cuando apretaba la mano de Leah.
Ultimo round, ambos peleadores estaban cansados, serpiente ya no era tan ágil y la pelea era a todo o nada. Hasta que uno no cayera, seguirían boxeando. El público quedó en silencio, Lobo levantó su brazo derecho y le dio un gran puñetazo en la mandíbula a serpiente, quien cayó de seco contra el piso. Un knock out.

La gente enloqueció comenzaron a gritar LOBO LOBO LOBO , un chico castaño se acerco al ganador y lo abrazo. Un amigo, supuse. Por la forma en que se estrecharon.
Y de un instante a otro la gente comenzó a correr, sirenas de policía era lo único que escuchaban mis oídos. El ambiente se volvió sofocante.

-Leah, tenemos que salir de aquí. - Le grite para que pudiera escucharme.

Ella asintió con una expresión de preocupación.  La entrada estaba llena de gente,  no podíamos salir. Voltee y pude ver otra salida al final del lugar, tome su mano y la guíe a través de la gente hasta aquella puerta. Atravesamos la salida y aire puro nos invadió las fosas nasales.

-Vamos, por allá - dije señalando la salida del callejón,  comenzamos a correr de nuevo, las personas estaban desesperadas, voltee mi cabeza para ver a Leah que corría detrás mio y de pronto choque contra alguien.

Sentí el sudor frío que caía por el torso desnudo de aquel cuerpo, mis ojos lentamente subieron hasta que...

-Lobo - murmuraron mis labios, sus ojos se clavaron en los míos,  haciéndome sentir insegura, débil, con miedo, pero no podía dejar de mirarlos.

-KARA - Leah tiró de mi brazo, y desconecte nuestros ojos. Corrimos  viendo como la policía bajaba de sus autos, y golpeaba a algunas personas con sus barrotes. Ya estábamos cerca del auto cuando uno de los policías que estaba muy cerca de nosotras desenfundo su arma.

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3 segundos pasaron en los que el brazo del policía estaba estrecho y su pistola adelante, la victima suplicaba piedad y no la tuvo.
Disparo al chico de cabello color verde sin pensarlo de nuevo y corrió lejos.
Mis pulmones quedaron sin aire, no podíamos seguir allí. Tome del brazo a Leah y la obligue a seguir.  Subimos al carro, algunos policías intentaron interceptarnos pero Leah puso los seguros y aceleró.
El miedo no nos dejo hablar hasta que salimos de aquel barrio.
Cuando llegamos a la ciudad de nuevo, bajamos en una cafetería a las 1:30 am.

Ya no estábamos en peligro.

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