Capítulo 24 (editado)

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-Quiero ver a Irene - le dije cuando estábamos sentados en el sofá y por total instinto apoye mi mano sobre la suya, pero el la corrió al instante como si mi tacto quemara.

-No la veras, no - dijo y se levantó.-Ella no es absolutamente nada tuyo, y yo tampoco, ninguno de los dos quiere verte. - su mandíbula estaba apretada - Eres una pesada, vete. Ya nadie esta intentando matarte-

-Per- traté de decir algo pero el volvió a interrumpirme. -

-VETE, nadie te necesita aquí - gritó

Caminé rápidamente lejos de el. Me sentía totalmente humillada y agredida, yo solo quería verla porque había comenzado a quererla muy pronto, la sentía como una hermana menor. En otras circunstancias le habría gritado e insultado pero fue como una apuñalada, no tenia fuerzas para defenderme.

Corri fuera de su apartamento, comenzaba a sentirme sofocada por la falta de aire allí. Salí del edificio y las lagrimas no tardaron en aparecer. Tome el móvil y llamé a Leah.

-¿Kara? ¿Esta todo bien? -

-No, no lo esta. Necesito que lo que siento por Lobo desaparezca- 

Sentí unos pasos demasiado fuertes detrás pero no me voltee, mi mente no estaba aquí, no realmente.

Pero el pulso se me acelero cuando me tomaron del brazo haciendo que gire. Y por instinto corte la llamada y escondí el móvil en mis vaqueros rápidamente.

-Ares, si quieres seguir humillándome, mejor ahorratelo -

El estaba agitado, su pecho subía y bajaba, pero sus ojos, estaban de una manera en la que nunca antes los había visto. Era azules pero estaban mas claros de lo normal, y algo cristalizados.

-Adiós Lobo -

Estaba por irme de nuevo pero me tomó la mano y tiro de ella, haciendo que chocara con su pecho. Nuestras respiraciones se complementaban, su pecho bajaba y el mio subía, el suyo subía y mi pecho bajaba. Lentamente acercaba su cara a la mía, como si estuviera dudando. Los segundos parecían horas, los centímetros que nos separaban parecían kilómetros.

Pero finalmente impacto su boca contra la mía, como cuando un meteorito impacta contra la tierra, un acontecimiento que puede ser tan desastroso y tan hermoso a la vez, su boca se movía lento contra la mía. Nunca me había sentido así, nunca.  Era el momento de debilidad mas hermoso que había vivido.

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