《Conoces ya una parte de mis debilidades. Te he mostrado secretos que no muestro, si no es bajo tortura, a casi nadie.
Has visto que no soy tan bestia ni tan ángel: que tengo un corazón, como cualquiera, aunque a menudo lleve impermeable.》Allí sobre la mesa, teníamos una gran vista de la sala. Aunque un poco borrosa, a decir verdad. La gente gritaba y bailaba como si no hubiera mañana, bueno tal vez no lo hay. Aunque todos callaron unos segundos mientras veían entrar a 3 chicos, el primero tenía una cara que me resultaba extrañamente familiar; al segundo estaba segura de que no lo había visto en mi vida y el tercero que venía detrás lo cual me dificulto verle la cara durante unos segundos hasta que se dispersaron era ¡Ares! ¿Que mierda hace el aquí? Leah me dio un golpecito con su codo cuando también notó al indeseable habitante de la sala. Y por primera vez en la noche actué maduramente y decidí no acercarme a el, aún cuando el no sabia que yo estaba ahí. Si algo me enseño Marilyn Monroe fue que una mujer no necesita a nadie que no la necesite a ella, y Ares me lo demostró mintiéndome hoy por la tarde.
—¿Quieres irte?— me preguntó Leah.
—Por supuesto que no.— dije tomándome el resto de mi bebida. Mis caderas comenzaron a moverse al ritmo de la música.
(esta canción no se adapta estrictamente a la trama de esta historia pero me gusto como fondo para la situación)
Nos bajamos de la mesa y nos sentamos en la barra, pidiendo un par de cervezas.
—Voy al baño, ya no puedo contener los líquidos. — dijo riendo y se fue rápidamente corriendo como un pingüino.
Aunque un chico tomó su asiento unos segundos después, yo lo mire de reojo. Su cabello rizado caía por sus hombros con una perfecta imperfección, y me sentí un poco celosa porque eso no me pasaba cuando yo no me peinaba. El alzó la voz para pedir una cerveza y volteo hacia mi.
—La misma que la linda chica.—exclamó lo demasiado alto para que yo escuchara.
—De hecho, no esta tan buena.— dije con un tono de voz bastante bajo, a propósito.
—Hable mas fuerte, que tengo que tengo una toalla.- cito la reconocida frase de los Simpson imitando la voz de Homero.
Mi risa fue mucho mas fuerte que mi tono de voz anteriormente, a mi me encantaba citar frases de Los Simpson.
—Amo ese capitulo, lo he visto como unas 80 veces.—exclamé.
—Pues tanto no te gusta, yo lo he visto mínimo, unas cien veces.—rió y antes de que pudiera contestar habló de nuevo.— ¿Te gusta la fiesta?
—Si, me estoy divirtiendo.—le respondí sonriendo.
—Pues me alegra oírlo, es mi fiesta.—
—¿Es en honor de algo?—le pregunté al chico cuyo pelo era por mucho mas hermoso que el mio.
—El cumpleaños de mi gato.—respondió serio así que le creí.
—Ah. ¿ Y dónde está tu gato?—
—No lo sé. Escapó— comenzamos a reír y supe que estaba bromeando.—Lo del gato es mentira pero si es mi fiesta.
—Pues buen trabajo.— lo felicité mientras chocábamos nuestras botellas.
—¿Y que me dices, tienes novio? —preguntó.
—Lo siento, yo... no quiero nad— el me interrumpió mientras hablaba.
—No No No, no lo decía con esa intención. Lo siento.— se veía realmente apenado.—Veras soy... creo que soy... mhmh gay.
—Oh, lo siento.— dije apoyando mi mano encima de la suya, en señal de reconfortamiento.—¿Hace cuanto?
—De hecho eres a la primera persona que se lo digo.—
—Antes de seguir esta conversación, deberíamos presentarnos —hable animadamente. —Soy Kara.
—Yo soy Daniel.—
El me resultaba agradable, y a mi pocas personas me parecen agradables a la primera. Luego de darnos nuestros teléfonos íbamos a seguir nuestra conversación, pero alguien nos interrumpió furioso.
ESTÁS LEYENDO
ARES
Teen FictionTodos me dijeron una y otra vez que si jugaba con fuego, acabaría quemándome. Pero lo que nunca nadie me pregunto fue si lo que andaba buscando era algo de calor. Él, era fuego. Yo, tenía frio. Es mi primera novela y es el borrador, por lo tant...