Capitulo VII

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—¿Lauren? Cielo, ¿estás bien? Por favor, háblame —me rogaba Karly.

—No... no sé qué decir. Karly, la he conocido —dije con voz ronca.

Me miró, desconcertada por mi respuesta, y por fin comprendió a qué me refería.

—¿A ella? ¿La has conocido? ¿A la de tus sueños? —preguntó, elevando las cejas hasta casi alcanzar el nacimiento del pelo.

Asentí con la cabeza. Era lo único de lo que me sentía capaz en estos momentos. Mi corazón se moría por volver a verla y sólo llevaba unos minutos lejos de ella. Su olor seguía atrapado en mi nariz. Dios... ¿por qué me estaba pasando esto? Eso era lo único que necesitaba saber.

—¿Qué ocurrió, Lo? ¿Puedes intentar contarme lo que ha ocurrido? ¿Dónde la viste? ¿Te ha reconocido? ¿Qué te dijo?¿como lucía? ¿Ha dicho algo? ¿Su voz era la misma que en tus sueños?

La cabeza me daba vueltas por todas las preguntas que me estaba haciendo, pero sabía que sólo intentaba ayudarme. Necesitaba beber algo. Se me había puesto la garganta sequísima de tanto llorar.

—¿Podrías traerme agua, por favor? —conseguí decir a duras penas con una voz ronca y casi inaudible.

—Claro, cielo, ahora regreso. —Sonrió y me dio un beso en la coronilla de la cabeza.

Llevaba haciendo eso desde que me acordaba. Siempre que me ponía triste o deprimida, me daba un beso en la coronilla de la cabeza. Nunca supe el significado de aquello, sólo sabía que siempre me ayudaba. Como cuando te comes tu galleta preferida cuando necesitas un bocadillo. Karla Estrabao siempre había sido mi galleta preferida... por así decir.

Volvió a entrar en mi habitación con un vaso de agua y una caja de pañuelos desechables. Ambas cosas me ayudarían con mis líquidos corporales. Tenía el corazón tan apesadumbrado que casi no podía respirar. Me entregó el vaso y lo vacié de un par de tragos.me quito el vaso de las manos  y luego me pasó la caja. Saqué uno de los pañuelos y la miré a los preocupados ojos azules.

—Karly, ¿esto ocurrió de verdad? ¿O es que estoy tan sola que ya no distingo la realidad de la fantasía? —Me empezó a temblar el labio inferior y ella me abrazó de inmediato para consolarme. Apoyé la cabeza en su pecho y escuché su corazón mientras me enjugaba las lágrimas. La oí tomar aliento con fuerza y noté la vibración de su voz a través de su pecho.

—¿Crees que haber estado allí de verdad, Lo? —preguntó tranquilamente.

—Kaki... no puedo imaginarme siquiera que no haya sido real. Era tan increíblemente real. Todavía la huelo... —dije, mientras mis lágrimas le empapaban la camisa.

—Te creo, cariño. De verdad —dijo, mientras seguía acunándome como a una niña pequeña.

—¿Por qué está pasando esto, Kaki? ¿Tienes alguna idea? —pregunté.

—Bueno, Lo, no sé muy bien. Creo que nuestras almas son atemporales y siempre están activas. También creo que una vez se acaba el tiempo durante el cual viven en el plano físico, siguen bien vivas y vuelven de nuevo con una forma física distinta.

Suspiré pesadamente porque nunca había creído realmente en el absurdo de la reencarnación. Siempre había visto la muerte como el final de la vida, no como un nuevo comienzo. Ella sabía cuánto me costaba oír estas cosas. Tal vez debería haber escuchado sus teorías antes de ahora.

—¿Y....si ese fuera el caso...?¿qué está pasando exactamente, Karly? —No quería saber la respuesta. Sólo quería que cesara el dolor.

—Bueno, ¿por qué no me cuentas tu experiencia? Así podré intentar guiarte un poco.

A FRIEND IN NEED (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora