Capitulo XXIX

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Intenté desentrañar qué quería decir Camila con el mensaje que me había dejado. Para mí no tenía el menor sentido. Era en lo único en que conseguía pensar mientras regresábamos al colegio mayor.

—¿Qué demonios quiso decir, Dinah? —pregunté de nuevo.

—No lo sé,Lauren. No estará hablando en algún lenguaje secreto suyo o estará hablando en un código sexual especial, ¿verdad? —Sonrió burlona.

—No te pases de lista. No, no lo hacemos. Todavía no habíamos llegado a ese punto de nuestra relación. Eso ha ocurrido hoy, al parecer.

—La encontraremos,Lauren. Ten fe en su conexión. Ustedes tienen el vínculo más fuerte que he visto en mi vida. —Me tocó el brazo mientras hablaba durante nuestra caminata—. Hace bastante tiempo que soy amiga de Mila y nunca la he visto apegarse tanto a nadie como lo ha hecho contigo. Es amor, Lauren. No sé si te lo ha dicho ya, pero si no lo ha hecho, falta poco. Lo noto. Te lo garantizo —dijo con una sonrisa.

—Sí, lo ha hecho. —Sonreí tímidamente—. Yo también la quiero, Dinah. Que es por lo que me estoy volviendo loca por no conseguir encontrarla. Me da mucho miedo que Austin vaya a hacer algo que resulte perjudicial para los dos —expliqué.

Seguimos el resto del camino en silencio. Subimos los escalones hasta el edificio y entramos en el vestíbulo rumbo al ascensor. Nos acercamos al mostrador de seguridad para que yo volviera a firmar. Advertí que Camila había hecho firmar a Austin.

—Hey, grandulona, ¿qué hora es ahora? —dije jadeante.

— Pasando de las dos, ¿por qué?

— Mierda... —maldije por lo bajo.

Sólo tengo ocho horas para encontrarla antes de que sea demasiado tarde.

Al parecer Austin había firmado hacía veinte minutos y los habíamos perdido por una nariz.

—¡Maldita sea, Dinah, se nos acaban de escapar! —exclamé y miré al guardia de seguridad—. Oiga, ¿recuerda por dónde se han ido este tipo y su novia? —pregunté señalando el nombre de Austin.

Espera... ¿Que Austin Mahone no se escribe C-A-B-R-Ó-N  B-A-S-T-A-R-D-O?

—¿Qué es esto, una guardería? —Me miró indignado—. No tengo ni idea. Si se han ido, ya no son responsabilidad mía —afirmó con aire satisfecho.

—Seguro que su supervisor no estaría de acuerdo, dado que en su placa pone seguridad del campus, ¡cretino! —intervino Dinah.

—Cuidado, señorita, o le... —Y Dinah lo interrumpió levantando uno de sus largos dedos y presionándolo en el pecho del guardia.

—¿O me qué? ¿Me pone una multa? Adelante y verá cómo le pongo una denuncia antes de que le dé tiempo a comerse esa rebanada de pizza pasada. Su trabajo es saber si es seguro que las personas a las que deja pasar estén aquí. Resulta que mi amiga corre grave peligro. ¡Su novio está loco! Sobre todo, lo más seguro es que esté drogado con algo o borracho y muy probablemente ¡va a intentar matarla! ¡Escriba eso en su maldita multa! —gritó Dinah. Me sentí muy orgullosa de ella por salir de esta manera en defensa de Camz. Era una buena amiga.

—Ya está aquí el ascensor —dije, intentando calmar los ánimos entre los dos sin echarme a reír por el cambio de actitud del hombre.

—Bien. Me estaba empezando a enfadar. —Lanzó una mirada asesina al guardia de seguridad.

Las puertas se cerraron y Dinah soltó un largo suspiro. Me miró y sonrió de oreja a oreja.

—¡Lo hice! ¡Le di un buen susto a ese idiota! —dijo encantada, con los ojos brillantes muy orgullosa de su hazaña.

A FRIEND IN NEED (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora