Capitulo XXXIV

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Entré en el cuarto de Karly y su olor lo impregnaba todo. Me senté en su cama y me quedé mirándolo todo un momento. Era una persona tan especial. Sólo daba amor a cualquiera que hablara con ella, siempre estaba sonriendo y llevaba la habitación de energía y vida. En realidad no tenía más amigos que yo. Todavía no sé por qué. Era increíble. Me siento muy honrada de haber sido su mejor amiga.

Me levanté y me acerqué a su cómoda. Nunca hasta entonces había hurgado en el cajón de su ropa interior. Nunca había tenido un motivo. Elegí unas bragas negras de encaje y sonreí.

-¿Qué buscabas con esta imagen, eh, cielo? -me dije a mí misma-. Muy bonitas Karla.

Escogí un sujetador a juego y supe inmediatamente que Camila me iba a dar un manotazo por lo que había elegido, pero sabía que le iban a quedar estupendamente. Estaba por cerrar la cómoda cuando note algo muy extraño al fondo, intenté resistir la curiosidad, pero al final terminé cediendo a mis impulsos y saqué el pequeño y grueso cuadernillo negro, estaba forrado en cuero y tenia sus iniciales grabadas al frente K.E. Me senté en su cama con el en las manos, mirándolo pensativa.

¿una agenda?...¿un diario?...¿un diario del que no tenia conocimiento?... Karly y yo nos contábamos todo...no puede se eso. Me costaba mucho trabajo imaginarme a Karly escribiendo en un diario cosas que no podía decirme a mi, ¡SU MEJOR AMIGA! y me dolía imaginarlo porque el cuadernillo estaba repleto, parece que lo ha tenido desde hace años.

Pasé la mirada por las paginas rápidamente, solo para comprobar que mi mejor amiga en todo el mundo tenia secretos que ocultaba incluso de mi. Me sentí un poco traicionada, pero me sentía aún más confusa y aterrada por lo que pude alcanzar a leer. Decidí llevarme el cuadernillo conmigo. Tomé apresuradamente una camisa y una falda que Karly se ponía mucho. Le resultaban cómodas. Esperé que a Camila le gustara lo que había elegido para ella.

Cerré los cajones y el armario y volví a la sala de estar. Nonnie estaba leyendo mientras se oían las noticias al fondo.

-¿Tienes todo lo que necesitas, niña? -dijo, mirando lo que llevaba en los brazos.

-Sí, creo que tengo todo lo que Camila necesita para pasar el resto de la noche. Volveremos mañana. ¿Te gustaría desayunar con nosotras? -intente sonar lo más normal posible, aunque nunca antes había podido engañar a Nonnie, pareció no notar nada raro.

-Me encantaría cariño. Hasta mañana -dijo con una sonrisa.

-Buenas noches, Nonnie -dije, agachándome y dándole un beso en la mejilla.

Salí por la cocina y subí de nuevo a mi casa. Me encontré a Camila en el sofá contemplando mi equipo de entretenimiento con los ojos tan inmensos como el Gran Cañón. Estaba envuelta en una toalla con el pelo apartado de la cara. Dios, qué preciosa estaba. Me preguntaba si debía leer el cuaderno con ella, tal vez sería mucho para ella, Mierda, yo solo lo había hojeado por un segundo y ya estaba dudando de todas mis creencias.

-¿Qué es esto? -preguntó al verme entrar, sacándome de mi ensimismamiento.

-El paraíso -dije sonriendo.

-Muy graciosa, pero, en serio. Esto es increíble. Voy a suponer que eso es una televisión, pero ¡Por todas las bananas del mundo, es enorme!

Sonreí llena de orgullo. Siempre me había encantado mi equipo de cine en casa.

-Bueno, vístete y te enseñaré todos los juguetes que tengo.

-¡Genial! -Se levantó y se le cayó la toalla. Se le puso la cara un poco colorada de vergüenza y se tapó el cuerpo con la toalla-. Lo siento, no suelo ser tan púdica. Es que es un nuevo... Ammm...

A FRIEND IN NEED (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora