Capitulo XXVII

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Me sentía más libre de lo que me había sentido en toda mi vida. Sabía que llegaría a ella, sólo tenía que seguir concentrada y relajada. Concentrada y relajada...

-¿Lauren?

¿No lo estoy haciendo bien? ¿Tengo que volver con Karly? ¿Por qué me llama?

-¿Lauren? ¿Me oyes?

Abrí los ojos y tuve que protegerlos de la fuerte luz del sol que me daba directamente en ellos. Vi una silueta por encima de mí. Me moví para que la luz iluminara a esa persona desde otro ángulo. Era Dinah. ¡Era Dinah!

¡SÍ! Funcionó, gracias, Karly. Recuerdame comprarte mucho incienso y chocolates por esto, gracias, gracias, gracias.

-¿Dinah? ¿Eres tú?

-Sí, ¿por qué estás aquí fuera? -Ésa era la gran pregunta. ¿Cuál era la respuesta adecuada?

-Anoche me quedé aquí dormida con Camz. ¿Está contigo? ¿Dónde está? -Me empezó a entrar el pánico. Me había dejado sobre la manta donde habíamos hecho el amor. Tenía que encontrarla.

-No la he visto hoy, Lauren. Eso es lo que me preocupa. Tenía que trabajar esta mañana. No se ha presentado. Eso no es propio de ella. Estoy muy preocupada.

-¿Qué día es hoy? -dije toda confusa.

-Lunes.

-¿Veintiséis? -aventuré.

-No, veintiocho. Tenía que entrar a trabajar a las diez de la mañana y es mediodía y no hay forma de encontrarla. ¿Tú tienes idea de dónde está? Han llamado del café porque ellos también están preocupados.

-No tengo ni idea, Dinah. Ahora la que está preocupada soy yo. Nos quedamos dormidas aquí después de lo de la hoguera. Eso fue anoche, ¿no? -pregunté, esperando no andar muy desencaminada.

-Sí, fue anoche. Que buena resaca debes de tener. Bebieron mucho. Debo decir que me llenó de alegría verla tan contenta contigo. Eran inseparables.

-Tan inseparables que se ha puesto en plan Lauren y ha desaparecido esta mañana. Espero que esté bien. Austin no nos vio, ¿verdad? -Esperaba que no estuviera con él. Sobre todo después de haber leído lo de su accidente del veintiocho.

¡El veintiocho! ¡Oh, Dios!

-No, por suerte se rindió y se marchó. Es un imbécil, qué es lo que se siente...viniendo a nuestra fiesta....y... -Dinah me estaba hablando y yo no oía nada. La tenía él. Debía de tenerla.

-Dinah, ¿dónde vive Austin? Tengo un presentimiento muy malo. Puede que viniera aquí anoche y nos viera juntas. Seguro que fue algo que no quería ver. Estoy segura de que Camila está ahora con él. Créeme, Dinah, corre grave peligro. Es capaz de matarla. Tenemos que encontrarla antes de que sea demasiado tarde.

-Haré lo que pueda. Creo que arriba tengo una lista de estudiantes -intentó recordar.

-Creía que ya no era estudiante -dije, recordando lo que había dicho Camila.

-No lo es, pero antes sí y hace siglos que no se muda. La dirección debería ser la misma. Creo que tengo una lista antigua. Vamos a bucarlo. -Me ofreció la mano para ayudarme a levantarme.

Le agarré la mano y tiré para ponerme en pie. Me sacudí los restos de arena del cuerpo y de la manta. Recogí la manta y le hice un gesto para que emprendiera el camino.

Subimos volando las escaleras de cemento de Mertz Hall. Subimos en el ascensor hasta el piso dieciocho y fuimos a la habitación de Camila. Llamé con fuerza a la puerta para que si estaba allí, me oyera con toda seguridad.

-Camz, ¿estás ahí? -grité. Seguí llamando con fuerza-. Camila, ¿me escuchas? -Sacudí el picaporte y por suerte para mí, la puerta no estaba cerrada con llave.

Miré dentro de su cuarto, que estaba vacío. No estaba por ningún lado. Todo estaba como lo habíamos dejado antes de ir a la fogata.

-¡Mierda! ¿Dónde estás, Camz? ¡Tengo que encontrarte! Dame algo. ¡Una pista, lo que sea! -Noté que empezaba a ser presa del pánico. La calma no se me da muy bien y menos cuando alguien a quien quiero está en peligro. Grave peligro.

-¿Hay algo? -Dinah entró corriendo con la lista de estudiantes de 1972 en las manos.

-No, nada. Todo está exactamente como lo dejamos anoche -dije abatida.

-Pues hemos tenido algo de suerte, he logrado encontrar esa vieja lista de estudiantes. Aparece Austin. Vive en Pratt, que está justo bajando por la calle. Podemos ir caminando, está muy cerca.

-Bueno, ¿y qué estamos esperando? Vamos a hacerle una visita a ese simpático hijo de puta, ¿te parece? -dije sarcásticamente.

-Sí, vamos. Me muero por ver cómo le das una paliza -sonrió.

-¡Y yo me muero por dársela! -gruñí-. Venga, vámonos.

Salimos de la habitación de Camila y fuimos directamente al ascensor. Cuando las luces de los pisos indicaron que el ascensor iba a tardar en llegar, bajamos por las escaleras, de dos en dos. Llegamos abajo más deprisa de lo que habría podido moverse el ascensor. Las dos estábamos decididas a apartar a Camila de ese mal nacido de Austin.

Cómo íbamos a hacerlo era otro tema, pero por ahora, nuestra prioridad era llegar hasta ella. Lo que haríamos cuando llegáramos era algo que tendríamos que pensar después. Por ahora, lo único que yo quería era encontrar a Camila para asegurarme de que estaba bien. No puede morir, no puede. No podría vivir conmigo misma sabiendo que no había hecho nada por salvarla.

Puede que eso supusiera trastocar el tiempo y el futuro, pero qué demonios, no me importaba. Iba a encontrar a mi Camz e íbamos a estar juntas. Sin importar lo que pudiera arriesgar, o cambiar en el futuro, ella era mi futuro y no dejaría que lo nuestro terminara así.

Salimos de Mertz Hall y Dinah señaló al norte, hacia Pratt Lane. No estaba lejos en absoluto. Noté que la angustia iba creciendo en mi interior.

-Si corremos tardaremos cinco minutos en llegar, Lauren -afirmó tajantemente.

-Está bien. ¿Conduce algo que no sea esa camioneta? -pregunté.

-No, esa chatarra de mierda es lo que se merece -sonrió-. Odio a ese imbécil. Más le vale no haberle hecho daño otra vez. No sé qué sería capaz de hacerle -dijo con calma mientras corríamos hacia Pratt.

-Yo sé muy bien lo que le voy a hacer si le ha hecho el menor daño -declaré con tono práctico-. Lo voy a descuartizar con mis propias manos. Va a desear no haber conocido a Lauren Jauregui, te lo aseguro -bufé entre dientes.

-Recuérdame que no debo hacerte enojar nunca, Lauren ¿okay? -sonrió.

-Tomo nota. Pero por ahora vamos a atrapar a ese hijo de puta -dije y aceleré un poco el paso.

Dinah se mantuvo a mi lado mientras corríamos por Sheridan Road en busca de Austin Mahone. Si la había dejado durmiendo en su casa mientras él estaba fuera de la ciudad, suerte para él. Si no, iba a lamentar el día en que le puso la mano encima a Camila Cabello.

Y eso, amigo, es una promesa.

A FRIEND IN NEED (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora