Capitulo XXII

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Llegó la mañana y yo me sentía muy entumecida y atontada por la enfermedad. Al saber que iba a emprender una investigación que me ayudaría a encontrar a Camila, la sensación se hizo menos intensa. Pero la pregunta era, si descubría que Camila ya no estaba viva, ¿qué quería decir nuestro encuentro? ¿Por qué me había llamado para descubrir que no estaba viva? ¿Había muerto prematuramente? ¿Quién era responsable de su muerte? No conocía las respuestas a esas preguntas y no las conocería hasta más tarde.

En cuanto Karly despertó, vino a verme.

—Buenos días, cariño —canturreó.

—Buenos días, tú —sonreí.

—¿Te encuentras mejor hoy? —preguntó preocupada.

—Pues lo cierto es que sí. Estoy deseando ir al Ayuntamiento a indagar un poco —dije emocionada.

—Ah, no, lo primero es lo primero. Abre —dijo, metiéndome el termómetro en la boca.

—Mrrmmff...rrrrrgghh... —le gruñí en broma.

—Uuuh, pero qué miedo dan tus gruñidos. Ahora calla, faltan unos dos minutos y medio —dijo, controlando el reloj.

Sin llegar a oír el timbre del cronómetro que tenía en la cabeza, levanté la mano para quitar el molesto termómetro de mi boca. Por desgracia, Karly se me adelantó dos segundos y me lo sacó de la boca.

—¡Ja! Demasiado lenta, seguramente debes de estar enferma —sonrió.

—Tú sólo dime cuanto marca esa maldita cosa.

—Dice: "Me llamo Lauren Jauregui y hoy se me permite salir" —dijo con aire travieso.

—Genial, claro, como sea, ¿a qué hora abre el Ayuntamiento? —pregunté, esperando que supiera la respuesta.

—Supongo que a eso de las nueve, pero voy a llamar para estar seguras —dijo, sacando la guía de teléfono,  del cajón que tenía en la cocina—. ¿Estás segura de que a Eduasdo no le importará trabajar hoy por ti?

—Le encanta la paga que se esta llevando. Así que seguramente llorará como bebé cuando se entere de que vuelvo al trabajo —dije riendo.

—Seguramente —asintió Karly riendo.

Levanto el teléfono y llamó al Ayuntamiento. Preguntó el horario y lo apuntó en la libreta de notas que había al lado del teléfono. En el momento en que colgó,me comunicó la información.

—Abren a las nueve, es decir, hace una hora, y están abiertos hasta las cinco de la tarde. Vamos a vestirnos ahora mismo para ir allá —dijo muy contenta.

—Estoy lista en menos de 10 minutos. A este cuerpo enfermo que tengo le hace mucha falta una ducha. No he estado en contacto con el agua desde mi aventura en el Lago Michigan.—Dije en un murmullo mientras me dirigía hacia el baño.

—¿El Lago Michigan? —preguntó confusa.

—Oh, amm...es una larga historia, tal vez te lo cuente en el trayecto al Ayuntamiento —dije con aire burlón mientras me dirigía al cuarto de baño.

—En realidad no sé si quiero saberlo —dijo con cierta aprensión.

Entré en el cuarto de baño y sonreí a mi reflejo, que seguía luciendo esa hermosa marca en el cuello.

—Buenos días, precioso mordisco ventosa —dije sonriendo—. Hoy vamos a buscar un poco más de información sobre tu creadora. —Hice una mueca al oírme a mí misma hablando de esa manera, así que me desnudé y continué mis actividades en silencio. Me incliné por encima de la bañera y abrí el agua. Entré cuando la temperatura del agua se puso soportable.

A FRIEND IN NEED (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora