Atrapada en tu infierno.

Cuarenta.

Oh querida, tanto sufres todavía.

Mi almohada ha suspirado un par de veces mientras me mira que feliz me veo leyendo, que le cuento un poco de mis frases de amor, que de ti aprendí a no callar, que el sol brilla a mi alrededor y yo sigo pensando en amor, tu y yo, aunque ya casi no tanto tú, ahora solo mas yo, contando relatos crueles que a veces hasta me hicieron feliz, dejo de sonreír y le cuento más de ti, que ella ya se sabe la historia completa, que más que mi almohada es mi compañera, que me ve llorar, me ve reír, me mira mal cuando hablo de ti. Que yo lo quiero, que él se va, que un día tal vez regresara, que yo odio con todo mi ser estar aquí y no poderlo ver, que ya ni se cómo se siente estar entre sus brazos, que el calor de su cuerpo no es mío, que su risa no es mi despertador, oh querida, tanto sufres todavía, murmura aburrida. Amalo tú, extráñalo tú, búscalo tú, llóralo tú, que con él nada va bien, que la luna ya no me alumbra, que es como un dolor que me parte en dos, que lo echo de menos y no tengo otra explicación.