Cincuenta y ocho.

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me alegra por él.

Tengo la mala costumbre de romper algunas de mis promesas, aunque a veces diga que son sagradas llego a cierto punto que las olvido sin pensar en todas las consecuencias. Me hice una promesa hace más de un año quizá, debía olvidarte, aunque yo sabía que no era fácil y si, fue fácil quizás por un par de meses, pero recibí una llamada que me hizo reflexionar. Y no, no podía olvidarte o tal vez si pero no quería, sonreía por ahí y cuando me preguntaban por ti hacia como que no los había escuchado, mientras que ellos insistían y me contaban que tal iba tu vida; asentía y con un "me alegra por él"  trataba de convencerlos, pero nadie me creía, incluso yo no podía hacerlo. Volviste una vez más, con tu cara de "no he hecho nada malo" y unas cuentas empezaron a suspirar, como había echado de menos esto, saber que ellas morían por ti, que eras su amo, que hablabas y era como si fuese música para los que estaban cerca, creí que siempre la misma historia se iba a repetir, que ibas a fingir que no me habías visto para esperar a que fuese yo quien te buscara, pero no fue así, porque estuviste alado de mí, con el frío que me hacía reír sin ganas, la lluvia arruinando la mañana, pero estabas tú y eso era suficiente. Están las mariposas, está el nervio, estoy yo mirándote y diciendo cosas incoherentes, es que espere tanto tiempo para verte otra vez que no podría describir lo bien que se siente este momento, te añore tanto que ahora que estas aquí no quiero perderte. 

Atrapada en tu infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora