Atrapada en tu infierno.

Cincuenta y cuatro.

Seis.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, tengo contados los días desde que no he sabido nada de ti, seis días con la mirada perdida, seis días en los que no he dejado de pensarte ni por un segundo. Siento que a medida que va pasando el tiempo todo dentro de mi va creciendo y no, no estoy loca, mucho menos enferma, ya no importa lo que ellos opinen de lo que siento porque sus palabras no podrían cambiar nada. Nada, sí, me recuerda tanto a mí, que nada más contigo deseaba ser feliz, que más de una vez no te dije nada para evitar que me odiaras, que nada les decía a los que murmuraban que ya les aburría. Si no quieren escucharme o si quiera leer lo que siento por él, entonces ignórenme, no me molesta, no mientras dentro de mí el sentimiento siga vivo, que como ellos no se han enamorado de verdad no pueden entender el escalofrió que me recorre todo el cuerpo nada más al recordar el sonido de su voz, que como ellos son títeres sin sentimientos no saben lo que es el amor. Nadie quiere sufrir, por eso se dedican a buscar diversión por ahí, pero no, a mí me gusta el dolor, me gusta recordar momentos felices mientras lloro sin control, mientras me ahogo en mi dolor.