Setenta y cinco.

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Me tienes acorralada, soy la presa, y tú sonríes maliciosamente porque eres el depredador, porque sabes que me tienes, que estoy a tu merced. Me pides que te amé y sin pensar en las consecuencias lo hago, me pides que no te abandone y a pesar de que debería hacerlo no lo hago. Eres maldad, eres dolor, eres lágrimas, tu amor venia junto con una lista de noches sin dormir, junto con inseguridades. Justo en el momento en que nuestras miradas chocaron todo estallo, todo exploto, un ángel y un demonio. El cielo y el infierno juntos, estábamos en lo alto, en lo bueno, de pronto caímos a lo más profundo, estábamos quemándonos, nos volvimos nada, y una vez más mientras nos amábamos, todo volvió a comenzar y fingimos felicidad, cuando en realidad solo fuimos una breve historia sin final feliz.   

Atrapada en tu infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora