Cincuenta y dos.

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Ni quieres estar pero no dejas de estorbar.

Se suponía que esta historia iba a ser la más bonita, que yo iba a suspirar cada vez que te recordara, que nos recordara a ambos, juntos. Y ahora no se ni cuantas veces he llorado anhelando tu regreso mientras hablo de ti, no sé si llore más desde que te conocí o ahora que estoy sin ti, solo acompañada de letras, recuerdos, deseos. Ahora que ni quieres estar pero que no dejas de estorbar, te di todo lo que tenía, todo mi amor pudo haber sido para ti, pero te quedo grande o tal vez era muy poco, quizá estaba tan vacía pero no lo entendía porque tú me hacías gritar de alegría y sonreír cada día. Es que me gustabas hasta cuando me ignorabas, cuando me dejabas, cuando simplemente me hacías daño con tantas mentiras, que tuvo que pasar tanto tiempo para entender de qué trataba todo esto. Enamorada de quien más daño me hace, jodida, contenta y que masoquismo tan grande el mío, que ahora ya ni me molesta admitirlo, decírtelo a ti, para escucharte reír sin ganas, para que digas que nada fue así, no lo niegues, recuérdame aunque sea por un momento y fíjate bien en mí, mi indiferencia, mis malas palabras, ese afán para que te marcharas, todo eso lo creaste tú con el tiempo, tú con tus mentiras, con tus secretos que ahora forman parte de mi vida, que aunque lo niegues yo me se tu historia tan bien que podría decirte que ahora nada va bien, te conozco tan bien que ahora, cuando dices palabras lindas puedo reconocer en que momento piensas en alguien más, en que momento deseas que deje de hablar, te conozco tan bien que podría jurar que estás haciendo un gran esfuerzo para no regresar. 

Atrapada en tu infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora