Cincuenta y nueve.

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Yo podría no regresar.

No eres mío y nunca lo has sido, siempre he tenido eso presente gracias a ti que estás ahí para recordármelo, y no me duele aceptarlo, porque no me gustaría que te sientas abrumado, asfixiado, te conocí libre, sin miedo a nada, y así te quise, así te quiero, sin necesidad de cambiar nada en ti. Acepto tus desplantes, tu mala cara, tu actitud, acepto que me trates mal, pero nunca podre aceptar que me menosprecies, que me hagas pensar que estoy loca, que tu jamás me has dado razones para ver algo más que amistad entre nosotros, sabes que me las das, que aunque no te guste decirlo más de una vez has hecho y dicho cosas que me han hecho suspirar, que me hacen pensarte cada vez más. Hablas de amor y de felicidad pero no estás dispuesto a dármelo, no quieres dañarme, pero lo haces y poco a poco voy cayendo en tu juego, sin quererlo me convierto en un capítulo más en tu vida, en un hombro en el cual lloras cuando todo va mal, pero que de pronto simplemente te deja de importar, me desechas, me ignoras y me gusta, poco a poco me acostumbro, acepto el poco tiempo que tienes para mi pensando que está bien, y después me lo pienso mejor y no, no merezco lo que me ofreces y trato de engañarte, de jugar contigo, de mostrarte que a pesar de que te necesito un poco más yo también podría irme pero a diferencia de ti, yo podría no regresar. 

Atrapada en tu infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora