Atrapada en tu infierno.

Cuarenta y uno.

La presa y su depredador.

Una, dos, tres frases de amor y todo comenzó. Que le decía que la quería, que ella era la única en su vida, que ni su príncipe era pero que como él la veía nadie más lo hacía, que suspirara por él, que viviera para él, que si él la buscaba era porque de amor se trataba. Ella la oveja, él un león, la presa y su depredador, cobarde ante él pero sonriendo tal vez, queriendo ser suya sin importar lo que digan, de pensamientos puros pero conviviendo con la mala vida, amor mediocre, sentimientos sobre un papel, ella y él se quieren pero él miente muy bien, ojos oscuros, llenos de secretos pero como ella solo ve lo bueno ignora sus demonios internos, enamorada hasta el punto de hablarles a todos de él, hasta un bloc de notas compro y escribió todo de él, que aunque alguna vez el no estuviera sus letras le recordarían como era. Como decía la historia: la oveja se enamoró del león y ahora vivía con dolor.