Atrapada en tu infierno.

Cincuenta y seis.

Corazón roto.

Se acabó, tengo el corazón roto una vez más, tanta ilusión volvió a llegar a su final, no, no fuimos, no somos ni mucho menos seremos. Cuando yo quería, tú no podías, ahora quieres tú pero yo no puedo y siento que vivimos en un juego, uno cruel del destino, que nos une. Y nos separa cada vez que quiere. Ganas de decirte que si no me faltan, de intentar vivir contigo una historia de amor perfecta, pero simplemente no, no podemos, y ahora mismo no podría odiar menos tu actitud, así como yo he aguantado tantos rechazos deberías tu aguantar esto, si me quieres de verdad, así como me dices tendrías paciencia. Debería haber borrado tu mensaje, y no lo he hecho, el mensaje sigue allí, lo he leído unas veinte veces quizá, deseando que no exista nada que nos separe, pero existe y me doy cuenta que el "de verdad te quiero" que esta al final del mensaje no me ayuda, porque me hace desear algo que es prohibido, que quizá nunca será mío, me hace decir una y otra vez mentiras, mientras que me preguntan si eres tu quien ha vuelto a mi vida para darme más problemas, para que vuelva a mi rutina de hablar sola, de mirar un punto en blanco sin siquiera prestarle atención a los demás. Desaparezcan todos, si, déjenme sola, que bastante que necesito estarlo ahora mismo, sola, para así poder seguir leyendo tu mensaje y tratar de explicarte que me muero por ti, que te quiero grandemente, que mientras escucho como me dices 'mi amor' siento mariposas y no puedo evitar sentir nervios, no sé cómo explicarte que me muero por decirte que sí, aun sabiendo que no es correcto.