《Puedo sentir tu miedo, aun mas, puedo saborearlo. Es tan excitante...》
Con la mudanza a un pequeño pueblo - lejos de todo lo que conocía. - Lara deberá enfrentarse al destino que le depara su nuevo hogar. Un nuevo hermano y extraños sucesos que com...
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Analizaba todo en mi cabeza tratando de descifrar que estaba mal conmigo, mi cabeza daba vueltas y mis ojos estaban desorbitados. Mis manos aferradas a mis rodillas intentando consolarme a mí misma mientras un sabor amargo se alojaba en mi garganta. En un intento desesperado había golpeado muy fuerte la madera con mis nudillos haciendo que mis huesos tronaran.
Los truenos y el repiqueteo de la lluvia se escuchaban muy fuertes. Trague ruidosamente tratando de eliminar el nudo en mi garganta.
— ¿Qué sucede? ¿Tienes miedo? — Rio con burla.
— ¿Miedo? — Reí histérica tirando de mi cabello. — Esto es irreal.
— Puedo sentir tu miedo, aun mas, puedo saborearlo. Es tan, excitante.
— Debo de estar enloqueciendo. — Golpeé mi cabeza contra la pared una y otra vez.
— ¡Ya deja de hacer eso! Es molesto. — Su imponente voz hizo erizar mi piel.
— T-tu, fuiste quien hablo está mañana.
— Mi plan era asustarte un poco más, pero es algo agotador.
— ¿Qué eres? — Cuestione mirando sus ojos.
— Creo que fue suficiente. — Vocifero.
— ¿De qué hablas? — La curiosidad había nublado mi razón.
— Ya debes volver. — Pronunció lentamente. — 《 En la oscuridad, Lara》 — Su voz empezó a escucharse lejana hasta que solo fue un eco en mi cabeza.
Mis párpados comenzaron a sentirse pesados. Comencé a luchar por alejarme de la oscuridad que me rodeaba, pero me fue imposible cuando me dejé caer al vacío, perdiéndome en un profundo sueño.
Mi cuerpo dolía — como si una aplanadora hubiera molido mis huesos — el dolor era insoportable. Trate de abrir mis ojos, pero al hacerlo los rayos de sol que se reflejaban en mi ventana impactaron contra mis pupilas. Luego de un par de minutos, cuando mis ojos se habían acostumbrado al cambio me senté lentamente, confundida paseé mis ojos por toda mi habitación, preguntándome porque rayos había dormido en el suelo junto a mi cama.
Mis ojos se dirigieron con rapidez hacia el armario, cuando los recuerdos de la noche anterior se proyectaron en mi cabeza haciéndome estremecer.
Y ahí es donde me debatía entre sí había sido un sueño o no.
Tal vez me desmaye cuando empezó a llover. — Trate de convencerme.
Cerré los ojos y cubrí mi cara con mis manos. Frote con frustración mi rostro y al hacerlo sentí un dolor agudo en una de mis manos. Mis pupilas observaron con detalle las heridas en mis nudillos.
— En la oscuridad. — Esas palabras salieron por si solas de mis labios.
¿Dónde está aquella voz que te advierte que no hagas algo que puede traer consecuencias? — Pensé cuando me incorporé y mis piernas comenzaron a caminar por si solas hacia el armario.
