《Puedo sentir tu miedo, aun mas, puedo saborearlo. Es tan excitante...》
Con la mudanza a un pequeño pueblo - lejos de todo lo que conocía. - Lara deberá enfrentarse al destino que le depara su nuevo hogar. Un nuevo hermano y extraños sucesos que com...
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Sentí mi cuerpo congelarse por completo mientras ella seguía adentrándome en la oscuridad.
— ¡Deja de mirarme así! — Grito en un tono tan agudo que intente desesperada mente soltarme de su agarre para cubrir mis oídos.
Pero aun así su pequeño cuerpo parecía tener una fuerza sobrehumana con la que no podía luchar. Sus uñas se enterraron una vez más en mi carne, dejando salir un espeso líquido negro.
Sentía frío, demasiado frío.
— Deja de ser estúpida. — Susurró jalando mi cabello con su mano libre.
— ¡Para! — Sollocé sin poder evitarlo. — Por favor. — Grite sintiendo el insoportable dolor que se extendía a lo largo de mi brazo. Jamás había sentido un dolor así, creí por un momento que me arrancaría el brazo.
Abrí mis ojos encontrándome con la nada. La luz había sido reemplazada por un infinito vacío frio.
— Eres tan tierna. — Escuche el susurro de la niña cerca de mi oído. — Ahora lo entiendo. — Jalo más fuerte mi cabello.
Una luz se encendió sobre nuestras cabezas encandilado mi visión. Tuve que parpadear varias veces hasta poder enfocar lo que se extendía frente a mis ojos — el largo pasillo iluminado por unos viejos reflectores que parpadeaban seguidamente — Contuve mi respiración al ver a Lihan caminando en nuestra dirección mientras arrastraba un cuerpo a su costado sin hacer mucho esfuerzo, como si el cuerpo fuera una delgada pluma.
— Pero miren que tenemos aquí. — Su risa rebotó en el pasillo como si cientos de altavoces se hubieran reproducido al mismo tiempo.
Mi cuerpo se agito cuando reconocí el cabello rubio de Luka.
— ¡No! — Comencé a removerme bajo su agarre mientras intentaba sin éxitos soltarme para llegar a su lado.
— Tu novio parece muerto. — Se burló la pequeña niña cerca de mi oído.
Los ojos de Lihan me enfocaron y pude ver como un destello de diversión cruzó por ellos.
— Por favor. — Deje de luchar y clave mi mirada en la suya. — Déjalo ir, el no hizo nada. Te lo suplico. — Sollocé.
— Si solo hubieras aceptado el trato. — Negó con la cabeza en modo de desaprobación. — Todo sería tan fácil. — Sonrió enarcando sus cejas. — No entiendes que por tus actos hay consecuencias. — Bajo su mirada hasta Luka. — Esta es una.
— No le hagas daño. — Supliqué ahogando mi llanto.
— Pobre chico. ¿Cómo puede ser que acabará así por tu egoísmo? — Volvió a mírame y guiño un ojo.
