《Puedo sentir tu miedo, aun mas, puedo saborearlo. Es tan excitante...》
Con la mudanza a un pequeño pueblo - lejos de todo lo que conocía. - Lara deberá enfrentarse al destino que le depara su nuevo hogar. Un nuevo hermano y extraños sucesos que com...
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— ¿Qué opinas de este? — Salí de mis pensamientos para enfocar el gorro azul que Luka agitaba frente a mi rostro.
— ¿Para qué quieres otro? — Eleve mi mirada hasta su cabeza en donde un gorro azul, idéntico al que tenía en sus manos, cubría su cabello. — Son exactamente iguales.
— ¿De qué hablas? — Llevo una mano a su pecho con exageración para luego chillar — ¡No vez que esté es más oscuro! — Fingió estar indignado.
— Llevamos más de media hora aquí. — Me crucé de brazos rodando mis ojos.
— No exageres. — Hablo volteando hacia el vendedor. — Este. — Le señaló extendiendo el gorro y el dinero hacia el hombre.
— Claro joven. — Respondió el señor con una sonrisa recibiendo el dinero.
— ¡No exagero! — Respondí cuando nos alejamos lo suficiente de la pequeña tienda.
— Te he notado distraída todo el rato. — Suspiró y bajo su mirada hasta la prenda en sus manos. — Es para ti. — Me dio una sonrisa tímida mientras ponía el gorro azul sobre mi cabeza.
Mi corazón se derritió ante aquel acto, ¿Cómo podía ser tan dulce?
— ¿En serio? — Sonreí mientras terminaba por acomodarlo.
— Si. — Rio. — Te queda mejor que a mí. —Sus ojos recorrieron mi rostro hasta enfocar mis ojos. — Es algo así como un brazalete para sellar nuestra amistad. — Me guiño un ojo.
Mi corazón latió con fuerza en mi pecho y sentí una fuerte vibración en mi estómago.
— Gracias. — Le di un beso en la mejilla y estas se sonrojaron.
Mientras le seguía el paso me detuve un instante a observarlo. Luka era un chico muy lindo, me fascinaba como sus ojos se achinaban cuando sonreía. Y esos dos pares de hoyuelos que se formaban en sus mejillas lo hacían parecer mil veces más tierno.
Su chaqueta azul estaba salpicada con pequeñas gotas de llovizna, que se resbalaban por la tela de cuero. No era el día más lindo para salir, la lluvia había inundado la mayoría de las calles.
Frote mis manos para alejar el frío que poco a poco comenzaba a congelar mi piel.
Salte un pequeño charco antes de poder alcanzar nuevamente a Luka.
Una campanilla sonó cuando abrimos la puerta de vidrio del pequeño local "Dulce explosión" una oleada cálida nos golpeó el rostro dejando atrás el frío de la calle.
El lugar se veía bastante acogedor. Era una pequeña cafetería, Luka me comento que era de las mejores del pueblo, después de la de su abuela, por supuesto. Sus paredes estaban pintadas con muchos colores, casi parecía que un arco iris hubiese explotado allí. Su especialidad eran los dulces, tenían de todos los colores y sabores.
