030° R e c u e r d o s

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《030》
R E C U E R D O S

《030》R E C U E R D O S

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Un irritante sonido me hizo abrir mis ojos. Gruñí con frustración notando el origen de mi despertar.
Mi móvil vibraba con una tonada molesta bajo mi almohada.

— Maldición. — Deslice mi mano bajo la almohada intentando hallar el aparato. Cuando lo sostuve entre mis dedos lo arrastré hasta mi oreja. — ¿Hola? — Murmuré apenas acepté la llamada. Mi voz había salido ronca y áspera al pronunciar mis primeras palabras aun somnolienta.

— Lara. — Escuche la respuesta luego de unos largos segundos. — Soy Lia. — Aclaro.

— ¿Lia? — Aparte el celular de mi oreja y atiné a mirar la hora que marcaba en el margen de la pantalla.

Una mueca de fastidio adorno mi rostro cuando vi los pequeños números que marcaban las cinco de la madrugada.

— ¿Lara? — Mis ojos se cerraron sin poder evitarlo. — ¿Sigues allí? — Su voz tembló con notorio nerviosismo.

— ¿Has visto la hora? — Pregunté mientras un bostezo salía de mi boca.

— Necesito que vengas por mí. — Pidió en un susurro.

— ¿Qué? — Jadeé desconcertada.

— Por favor, ven por mí. — Suplico. — E-estoy mareada.

— ¿Dónde estás? — Quise saber mientras me ponía en pie.

— Estoy en la cuidad. — Sus palabras eran una mezcla de duda y temor.

— ¿Qué haces allí? — Tuve que apretar el aparato entre mis manos para no maldecir. — No me lo digas, solo aguarda un momento. — Colgué sintiendo una mezcla de rabia y preocupación.

Me calce mis botas y baje a toda prisa por las escaleras del ático hasta la habitación de mi padre, sin embargo, di un paso atrás al llegar hasta su puerta.

No. — Estaba durmiendo, no me atrevía a despertarlo, solo lo preocuparía.

Negué con frustración y terminé de bajar las escaleras hasta la primera planta. Crucé casi corriendo la sala hasta llegar a la puerta.

— ¿Lara? — Una fina voz se oyó detrás de mí. — ¿Dónde vas? — Escuche sus pasos bajando los últimos peldaños de la escalera.

— Vuelve a la cama, Thomas. — Hablé mientras tomaba las llaves que colgaban de un gancho junto a la entrada. — Es tarde.

— Es tarde. — Repitió. — ¿Por qué no estás tú durmiendo? — Me giré encontrándome bajo su curiosa mirada.

— Debo hacer algo importante. — Conteste abrochado el ultimo botón de mi chaqueta.

— Iré contigo. — Dio unos pasos en mi dirección. — Iré por mi abrigo y...

— No. — Le corte. — Vuelve a dormir.

Avlarks (En la oscuridad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora