018° A m u l e t o

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《018》
A M U L E T O

Había pasado una semana desde aquello, y mis intentos por no pensar en ello no estaban funcionando

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Había pasado una semana desde aquello, y mis intentos por no pensar en ello no estaban funcionando. Cada vez que cerraba mis ojos aquellas imágenes volvían a mi mente. Los ojos de Lihan y la pequeña niña no salían de mis pensamientos. Había pasado una semana, una semana desde que mi vida se había vuelto un caos.

Mis ojos enfocaron el arrugado rostro de Kholler, el profesor de matemáticas, caminaba de un extremo del salón a otro mientras movía sus manos al compás de las palabras que salían de su boca. Mis intentos por escucharlo no daban efecto — Su voz se escuchaba como un susurro amortiguado por una pared — Sin embargo, al ver las caras de los demás alumnos supe que no era nada interesante.

Vi a Anaya dormir con la cabeza apoyada unas mesas más atrás, me encogí de hombros y bajé la vista a mi cuaderno.

Comencé a trazar finas líneas, al comienzo solo eran garabatos sobre la hoja, pero al final cuando las líneas se juntaron formaron algo. Mi corazón latió con fuerza.

Azules.

— Señorita Madden. — La voz del profesor de matemáticas me trajo a la realidad. Una realidad en donde todos mis compañeros, incluyendo el profesor tenían sus ojos sobre mí.

— ¿S-Si? — Cerré mi cuaderno cuando comenzó a caminar hacia en mi dirección.

— ¿Está usted prestando atención? — Sus ojos verdosos destilaban veneno. De todos los que no estaban prestando atención, la única a la que noto fue a mí, ¿Era una broma?

— Si. — Mentí. Mis mejillas comenzaron a arder.

— ¿Puedo ver lo que hacía en su cuaderno? — Extendió su mano en mi dirección.

— No estaba haciendo nada. — El ruido del tic-tac del reloj llenaba el silencio en el que el salón se había sumido.

— Yo creo que sí. — Insistió, todos estaban atentos a nuestra conversación.

— Profesor. — Susurre avergonzada.

— Su cuaderno, ahora. — Demandó, autoritario. Con mis manos temblorosas tome mi libreta y la deje caer sobre sus manos.

Su mirada se mantuvo por unos segundos en mí, hasta que por fin bajo las gafas que tenía sobre su cabeza y examinó las páginas en blanco hasta hallar el dibujo.

— Excelente dibujo. — Miro sobre los cristales de sus gafas. — Pero esto no es clase de arte, señorita Madden. — Me entrego el cuaderno justo cuando la campana del receso sonó.

— Lo siento mucho profesor. — Me disculpe antes de salir del salón.

Camine en dirección contraria de la gran masa de alumnos que se dirigían a la cafetería. Entre empujones y tropiezos logré alejarme lo más que pude hasta llegar al final del pasillo.

Avlarks (En la oscuridad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora