《028》
U N G R A N V A C Í OGuarde el espejo dentro del baúl nuevamente y lo oculte bajo mi cama.
Eleonor. — Releí por décima vez la nota sintiendo mi corazón destruirse. ¿Cómo se puede odiar a una persona sin conocerla? Desee nunca haber preguntado a quien pertenecía ese nombre, talvez no me sentiría tan dolida.
¿Dolida?
Una voz repetía en mi cabeza que Adrien no era, ni sería nada de mí. El simple motivo por el que estaba a mi alrededor era porque necesitaba alimentarse de mis miedos. No había otra razón, y yo me había ilusionado como una idiota.
¿Qué tendría ella para haberlo enamorado?
— Simple, no eres tú. — Una voz interna se burló de mí.
La amargura invadió mi sistema, que estúpida e ingenua me siento al recordar que me beso, él está enamorado de otra persona. Dejé caer mi cuerpo sobre el colchón y mantuve los ojos cerrados por unos largos minutos, tratando de olvidar todo.
— Lara. — Escuche un murmullo cerca de mi oído, una mezcla de desesperación y miedo rozaban sus palabras. — Lara, despierta.
Trate de despertar al reconocer su voz, pero mis párpados se sentían demasiado pesados, ni siquiera podía abrirlos. Apenas podía mantenerme consciente.
— ¿Mamá? — Reaccione luego de varios minutos en los que batallaba por quedarme despierta. — ¿Eres tú? — Me senté en mi cama frotando mis ojos.
— Hola pequeña. — Conecte mi mirada con aquellos ojos verdes que se encontraban opacados por dos grandes ojeras.
Estaba parada junto a la ventana sosteniendo su maleta roja en una de sus manos.
— ¿Cuándo has llegado? — intente recobrar la compostura, pero aún me encontraba somnolienta. — Porque no me has avisado.
— No tengo mucho tiempo pequeña. — Sonrió pasando su mano libre por su cabello. — Quería despedirme antes de irme.
— ¿Ya te vas? — Susurre abandonando el colchón. — ¿Por qué?
— No quería irme sin despedirme de ti, no está vez. — La melancolía inundó su voz. — Tu eres grande, lo comprenderás. — Desvío su mirada hasta la maleta. — Necesito que los cuides. Cuida de ellos. Has lo que yo no pude. Sé que no me perdonarás, pero...
— Mamá, no tienes que irte. — La interrumpí. — Quédate te lo ruego. — Intente llegar a ella, pero mis piernas no reaccionaban, parecían estar clavadas en el suelo. — No tengo nada que perdonarte, solo vuelve. — Sollocé.
— No dejes que él te haga daño. — Arrastró sus pies hasta llegar a mí, parecía estar cansada, como si su cuerpo pesará verías toneladas.
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Avlarks (En la oscuridad)
Teen Fiction《Puedo sentir tu miedo, aun mas, puedo saborearlo. Es tan excitante...》 Con la mudanza a un pequeño pueblo - lejos de todo lo que conocía. - Lara deberá enfrentarse al destino que le depara su nuevo hogar. Un nuevo hermano y extraños sucesos que com...