019° P r o m e s a s

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《019》
P R O M E S A S

Abrí mis ojos al no poder ignorar las voces y ruidos de fondo

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Abrí mis ojos al no poder ignorar las voces y ruidos de fondo. Deslice mi mano bajo la almohada hasta sostener mi móvil. El reloj de este marcaba cuatro y siete minutos. Suspiré al darme cuenta que había perdido la mitad de mis clases. Ni siquiera me moleste en preguntarme como había llegado a mi habitación. Mi estómago ardía y mi cuerpo se sentía pesado.

Impulsé a mi cuerpo hasta quedarme sentada en un costado del colchón y me permití observar todo a mi entorno. El ático se veía sombrío desde mi perspectiva, a pesar de que la ventana estaba abierta era muy poca la luz que atravesaba las cortinas. Entrecerré mis ojos hacia la pila de cajas que aún faltaba desempacar, y me pregunte si alguien lo haría.

— ¡No me hagas esto, Anna! — Escuche una voz distorsionada que era amortiguada por las paredes.

Confundida termine por bajar mis pies al suelo y camine hacia la puerta del ático, los largos peldaños me esperaban a continuación de esta. Bajé cada uno de ellos hasta escuchar otra voz a la que pude reconocer como la de mi madre.

— ¡Estoy harta! — Grito.

Me detuve en la segunda planta antes de llegar a las escaleras que daban al primer piso, en donde ambos discutían.

— No puedes irte, Anna. — Papá se encontraba frente a la puerta tratando de obstruir la.

— No puedo quedarme Chris, no puedo. — Me deje caer en el suelo, viendo a través de la barandilla.

— P-Pero los niños Anna, y Thomas. — La voz de mi padre se quebró.

— Ellos estarán mejor sin mí, te tendrán a ti, no soy una buena madre para ellos. No estoy bien. — Paso sus manos por su cabello en un intento por peinarlo.

— ¿Y crees que yo si soy un buen padre? — Rio con sarcasmo.

— Lo has sido por muchos años, cariño. — Sollozo.

— Por favor, Anna, yo te amo. — Lágrimas se deslizaban por sus mejillas, parecía un niño pequeño llorando por un juguete. Estaba destruido, se estaba rompiendo. — ¿Ya no me amas?

— Lo siento, Chris. — Tomo la maleta roja que se encontraba junto a sus pies.

— Yo puedo ayudarte. — Sollozó. — Sólo déjame que te ayude.

— Nadie puede. — Esquivo a mi padre y cruzó la puerta.

— ¡Anny! — Grito destruido.

— Cuídate Chrisy. Cuida a los niños, cuando regresen, d-diles que los amo. — Susurro.

La puerta se cerró y mi padre se dejó caer sobre esta, su llanto me estaba destruyendo, no podía creer que mi madre le hiciera esto a él, le rompiera el corazón de este modo.

Avlarks (En la oscuridad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora