Amber
No podía mover ni el dedo meñique del pie, así de adolorida me encontraba de tanto ejercicio y esfuerzo, había tomado una ducha lista para dormir, no pretendía salir a la fogata que habían armado, los chicos habían insistido en que fuera, pero no tenía ganas de asistir. Salgo del baño en pijama para ir directo a mi camarote, en estos momentos odio no haber escogido la cama de abajo, ahora debía subir por las escaleras que tenía el camarote para poder acostarme. Bufo resignada y dispuesta hacer subirlas. Con tan solo colocar el primer pie en la baranda un dolor inmenso recorre por todo mi muslo derecho.
- ¡Diablos! - exclamó al no poder colocar bien el pie en el suelo.
- Debes hacer el esfuerzo de colocarlo en el suelo, o si no el calambre seguirá. - volteo con un solo pie para ver a Adam en medio de la cabaña.
- Duele mucho-siseo del dolor.
- Déjame ayudarte. - Adam se acerca a mí y se agacha para tomar mi pie, lo va estirando poco a poco hasta dejarlo en el piso. Vuelvo a sisear, pero el dolor se comienza a disipar. - ¿ya estás bien?
- Si. - sentía un gran alivio, por un momento pensé que iba a morir, lo sé, exagerada. - pero aún me sigue doliendo.
- Es normal, tu musculo estaba fatigad y debía relajarse.
- Ahora no creo que pueda subir ahí. - señalo la parte de arriba del camarote.
- Tranquila, yo puedo dormir arriba, tu solo descansa. – responde. - yo tomare una ducha. Tengo sueño como si no hubiera dormido hacen días, si ves que no salgo en treinta minutos entras por mí al baño.
- No pienso verte desnudo Raymond, así que procura salir del baño a tiempo. - lo veo reír, me da una última mirada y sigue su camino directo al baño.
Sé que si fuera otra chica a la que Adam le dijera eso probablemente estaría ahora mismo con él en el baño, y no perdería la oportunidad de estar con uno de los hombres más guapo de la escuela. Y he escuchado rumores acerca de cómo es Adam en la cama, claro, esto es regado por toda la escuela gracias a Mandy y sus secuaces, gracias a ella, se dio un aumento por tener la atención del quarterback del equipo de futbol.
Me incluyo, deje de ver a Adam como un horrible patán cuando comenzó a cambiar, la indiferencia se fue disipando dejándome ver lo guapo que era el chico, estoy segura de que si mi hermano pudiera leer mi mente pondría el grito en el cielo al ver que considero a su amigo como una potencial pareja a futuro. Pero solo en mi imaginación, a Adam le gustan las chicas perfectas, con medidas de muerte que cualquiera desearía. Eso lo ha dejado claro durante los muchos años que lo conozco y estoy segura de que eso no cambiara.
No soy una chica insegura de su cuerpo, a pesar de los miles de críticas que he recibido en la escuela, soy una chica que tiene curvas y eso no está mal, solo que no puedo comprar ropa en almacenes en donde la talla máxima es un 10 siendo yo un 14 y a veces un 16. Las grandes arcas también han alimentado la idea que la belleza femenina debe ir ligada al cuerpo de una mujer nos venden esa idea, de que para entrar en sus prendas debemos ser súper delgadas al estilo victoria secret. Incluso esta misma franquicia vende la idea angelical e que para ser perfecta debes ser delgada, no tener celulitis o estrías, sabiendo que el mercado es diverso, y no lo tienen en cuenta.
Un chirrido interrumpe mis pensamientos, incluso no sabía en qué momento me había acostado en la cama, giro mis rostros, Adam venia saliendo del baño solo con una toalla rodeada a su cintura, trago grueso y me coloco a medio lado para evitar ver su cuerpo de dios griego, así de bueno estaba el chico.
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La gorditas también se enamoran
Teen FictionAmber Weys es una chica de 17 años con curvas prominentes y es por bien sabido que durante la etapa de la adolescencia los chicos suelen ser muy duros, el acoso escolar cada día es más grave llevando a Amber casi que a la locura, uno de los principa...