De nuevo a la misma rutina de siempre, ¿estaba cansada por el viaje? Si, resulta que mis padres habían comprado boletos para las 3 de la mañana, aquello fue una tortura porque todos nosotros estábamos medio dormidos mientras hacíamos el Chek-in. Llegamos alrededor de las 5 y 6 de la mañana a casa, Rebeca y Alisa se quedaron en casa, ya que sus padres no sabían que llegaban a esa hora de la mañana, lo mucho que alcanzamos a descansar fueron dos horas. Cuando todos los del equipo de Futbol americano pisaron la escuela los recibieron con una alfombre roja y decoraciones del deporte, fueron felicitados por el director y todos posaron con una gran copa para una foto del recuerdo.
Ahora me encontraba junto con Rebeca en clases de arte, y debía decir que lo que estaba haciendo eran garabatos.
- Profesor. – levanto mi mano para llamar su atención. - ¿puedo ir al baño? – el hombre asiente, dejo el pincel y delantal en mi asiento para luego salir del salón. Los pasillos estaban completamente desolados como era de costumbre cuando todos estaban en sus respectivas clases.
Entro al baño de niñas y me dirijo al lavamanos, abro el grifo y humedezco mis manos para luego pasarlas por mi rostro, hago eso unas cuantas veces hasta que la puerta se abre, exaltada un poco por la intromisión doy un respingo.
- Amber Weys. – en frente de mí se encontraba nada más y nada menos que Mandy, con su rostro lleno de maldad, típico de ella. – ¿Cómo estás? – pregunta cruzándose de brazos.
- Mejor dime que quieres Mandy, debo volver a una clase y tu estas desperdiciando mis segundos. – la chica ríe estruendosamente como una psicópata, incluso me recordaba la personalidad de Harley quinn.
- Tu a mí no me hablas así. – se acerca a mi tratando de intimidarme, pero ella ni nadie tenía efecto en mí.
- Yo hablo como a mí se me dé la gana. – respondo remarcando cada palabra. – ahora aléjate mí.
- Ja, Ja, Ja, ¿desde cuándo los pájaros les tiran a las escopetas? – dice con sarcasmo. – creo que se te han olvidado algunas reglas.
- ¿Qué reglas? ¿las que te hacen la abeja reina? – pregunto socarrona. – pues déjame decirte que tu reinado pronto acabara, pronto tu piel se arrugara, tu cabello se colocara grisáceo, y quien sabe, de pronto te convertirás en lo que mas temes. – señalo todas mis curvas. – pero lo que nos diferenciara a nosotras es que yo me amo tal cual, y como soy, sin depender del que dirán los demás.
- ¡Maldita! – levanta su mano al aire para estamparla sobre mi mejilla, pero la detengo en el acto.
- Es mejor que vayas buscando otra cosa que hacer, porque a mino me vas a volver hacer lo mismo. – suelto su mano con brusquedad y salgo del baño más activa que nunca, aquella discusión me había dejado con la adrenalina al mi porciento, me sentía poderosa al no dejar que Mandy volviera hacer lo mismo de siempre conmigo, aquella amber de principio de curso había quedado enterrada en el olvido y una nueva ha salido a flote.
Al llegar al salón Rebeca me mira con el ceño fruncido cuando me ve entrar con una gran sonrisa.
- ¿y esa sonrisa? – pregunta en un murmuro.
- A que no adivinas a quien me encontré en el baño. – espero respuesta de ella, pero resulta que la chica estaba esperando a respuesta.
- El único que ha podido sacarte una sonrisa de esas es Adam, pero no sé, porque me hubieras respondido desde el primer momento que fue él.
- Buena observación. – respondo porque no había pensado en aquello. – pero me tope a Mandy.
- ¿te hizo algo?
- Claro que no, no la deje, la vieja Amber ha quedado enterrada, ya no soy la misma que antes.
- Esa es mi chica, pero sabes, desde hace mucho quiero darle unos cuantos golpes a esa maldita por todo lo que te hizo.
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La gorditas también se enamoran
Teen FictionAmber Weys es una chica de 17 años con curvas prominentes y es por bien sabido que durante la etapa de la adolescencia los chicos suelen ser muy duros, el acoso escolar cada día es más grave llevando a Amber casi que a la locura, uno de los principa...