AMBER.
- Levántate mujer. – siento como retiran la sabana que cubría todo mi cuerpo, las cortinas de la mi habitación son rodadas dejando entrar toda la luz matutina.
- Déjame. – meto mi cabeza debajo la almohada.
- Deja de ser una holgazana. – me toma de las piernas y me jala por toda la cama.
- ¡Rebeca! – hago pucheros. – quiero seguir durmiendo, no logre conciliar el sueño anoche.
- ¿Qué hiciste? Porque que yo recuerde dejamos de hablar porque tenías sueño.
- No seas mal pensada mujer. – digo mientras me levanto de la cama para dirigirme al baño.
- Yo no he pensado nada, tu sola te delatas.
- Tú con tus comentarios me incitas a hacerlo, es la lógica que utilizas. – dejo la puerta semi abierta para seguir hablando con Rebeca.
- Odio que ya sepas mi modus operandi. – resopla. – pero bueno, debes apurarte, María y Alisa están esperando abajo, llegaremos tarde a nuestra cita en el salón de belleza.
- ¿y tú que te harás?
- Lavado de cabello, cepillado, mascarillas faciales, manicura, pedicura, es un día importante y quiero estar presentable.
- Es impresionante luego de tu confesión de ayer. – digo casi en un grito gracias a que había abierto la regadera.
- Si bueno, me gusta que me apapachen. – rio levemente, Rebeca por fuera podía parecer la chica más ruda, pero cuando esta con María es toda una ternura.
- Es un placer culposo no te lo negare.
- ¿Qué tanta gritería? – escucho la voz de mi hermano.
- Que te importa metiche. – le dice Rebeca. Mientras estos dos peleaban yo cepillaba mis dientes, al salir seguían discutiendo, así que tomé mi ropa y volví a entrar al baño para cambiarme. De algo estaba segura y era que Jackson y Rebeca terminaran siendo mejores amigos para toda la vida.
- Ya dejen de pelear. – le digo cuando estoy completamente lista. – vamos o si no llegaremos tarde. – me dirijo a Rebeca.
- ¿tu iras? – le pregunta obviamente Jackson.
- Claro que si idiota. – le pega en la frente Rebeca.
- Estas en el lugar marimacho. – Al decir aquello Jackson sale corriendo evitando ser golpeado nuevamente por la chica.
- Lo voy asesinar. – murmura.
- Lo asesinas después, ahora vamos, las chicas nos deben estar esperando.
Bajamos y nos encontramos a las chicas hablando con mamá, la cual al verme sonríe.
- Espero que les vaya muy bien, tu padre y yo ya tenemos la cámara lista para la foto. – dice como una niña pequeña recibiendo un dulce.
- Está bien mamá. Volveremos en unas horas.
Salimos de la casa y nos embarcamos en el auto de Rebeca.
- Chicas no había tenido la oportunidad de saludarlas. – le digo a María y a mi cuñada.
- No te preocupes. – voltea a mirarme María desde el asiento del copiloto. – afortunadamente bajaste rápido, tu madre iba a comenzar hacer preguntas incomodas.
- Es algo típico de ella. – le digo. – pero del resto es un amor. – por cierto, Alisa, escuche que primero irán a tu baile y luego iras al nuestro.
ESTÁS LEYENDO
La gorditas también se enamoran
Teen FictionAmber Weys es una chica de 17 años con curvas prominentes y es por bien sabido que durante la etapa de la adolescencia los chicos suelen ser muy duros, el acoso escolar cada día es más grave llevando a Amber casi que a la locura, uno de los principa...