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ADAM

Luego de salir de la práctica de futbol tenía que ir rumbo con la psicóloga que me estaba atendiendo, estas sesiones se daban dos días a la semana, y debo confesar que han sido de gran ayuda para mí ya que he podido sacar mucho de ese odio y resentimiento que me he guardado durante años, tantos sentimientos malos me estaban consumiendo hasta el borde de la locura y el cinismo. Aquella doctora me ha comprendido y ayudado a ver el mundo de otra perspectiva siendo el positivismo mi escudo. Estando allí me di cuenta que estaba perdiendo tiempo valioso de mi vida actuando como un patán, pero era el mismo odio que me hacía actuar de esa forma, desquitándome con personas vulnerables.

Al llegar, aviso mi llegada a la recepcionista de mi llegada, y debo admitir que me hice muy amiga de aquella mujer, sé que tiene tres hijos, uno ya está en la universidad y los otros dos están en preparatoria, incluso me cuenta acerca de su esposo y de las locuras que hace.

- Adam. – Caroline, la recepcionista llama mi atención. – la doctora Blackstone ya te está esperando. - asiento con la cabeza y me levanto para ir directo al consultorio.

La mujer dentro se encontraba escribiendo algo en su computador al verme me sonríe como era de costumbre.

- Hola Adam, siéntate por favor. – me siento en un gran sillón, mientras ella se levanta de su silla de escritorio para sentarse en un mueble que estaba diagonal a mí. - ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue en la excursión de la que me comentaste?

- Estoy bien, solo tuve un pequeño episodio, pero ahí estuvo ella.

- Con ella te refieres a Amber. - asiento, la mujer anota algo en su libreta para luego verme y sonreír.

- Si. - imágenes de aquella noche vuelan a mi cabeza, en mi rostro se dibuja una sonrisa. – cada día me doy cuenta de lo hermosa que es y de lo estúpido que fui.

- Dime algo Adam, ¿Qué sientes por ella? Porque puede que pienses que te gusta, pero lo que en realidad sientes es gratitud hacia ella por haberte ayudado con lo de tu diabetes y que te haya encontrado aquella noche.

- Mi sentimiento hacia ella es claro, me gusta, quiero salir con ella, agarrarla de la mano y decirle a todo que es mi novia, no creo que lo que siento sea por gratitud. - mientras decía todo eso la doctora Blackstone, escribía en su libretita.

- Ok. - termina de escribir. - ¿Qué me cuentas de tus padres? - agacho mi cabeza y veo el tapete marrón.

- Los vi- susurro. - ellos fueron a la casa de los Weys a hacer no sé qué, y ni siquiera me dijeron hola, me dolió su actitud, soy su hijo sin importar que no haya sido deseado como ellos decían, en algún momento debieron tener algún sentimiento de cariño hacia mí. Me gustaría imaginar que mis hermanas si sean amadas, me rompería el corazón que pasaran por lo mismo que yo.

- ¿Qué han dicho los Weys con respecto a tus padres?

- No lo sé, por lo que vimos y escuchamos una vez, es que estaban contactando a sus abogados para algo con respecto a la asociación que tienen mis padres con los Weys.

- ¿crees que tenga que ver con lo que sucedió?

- Si fuera por eso me hubieran dicho algo, me hubiera conformado con que me dijeran suicida, pero no sucedió nada de eso, lo más probables es que Grace y Gerald rompieron su contrato con ellos, pero no sé cuáles fueron sus razones.

- Tu hace algunas sesiones me contaste acerca de tu primo. - mira a su libro. – Anthony, ¿Qué me dices de él?

- Estando en el campamento el me pidió disculpas, lo disculpe y hasta el momento nos estamos llevando bien, hable con mis tíos y me informaron que nunca supieron acerca de las cosas que hicieron mis padres, el viernes tendremos una cena.

La gorditas también se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora