Capítulo 14

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– ¡SHINOMIYA-KUN Y NANASHIMA-KUN ESTÁN EN PROBLEMAS! – Les gritó llena de pánico, alterando a los otros en el proceso.

– ¡¿QUÉ?! ¡¿EN DÓNDE ESTÁN?! – Exigieron saber ambos hombres, con la preocupación impregnada en el rostro. La mayor no les dijo nada, solo comenzó a correr de donde vino, indicándoles que la siguieran, y eso hicieron.

Llegaron hasta un edificio abandonado, y lo que vieron llenó de furia a cada uno.

Ahí estaban sus amigos, siendo a punto de ser acariciados de manera que se considerase abuso sexual. Estaban realmente asustados, ambos. Shinomiya era quien más lo aparentaba, mientras que Nanashima intentaba mostrar algo de valentía, que se esfumaba cuando uno de los tipos le tocaba una parte de piel expuesta. Tanto a Yuusuke como a Asuma les cubrió una ira inexplicable y no perdieron tiempo en ir a su rescate.

Ninguno de los tres sujetos desconocidos que se encontraban ahí tuvo tiempo de reaccionar ante los golpes que aparecieron repentinamente, pues no escucharon nada que no fuese los quejidos de aquellos chicos indefensos. Un golpe, una patada, –un método para inmovilizar a su oponente de parte de Shima– y así sucesivamente hasta que los tres cayeron inconscientes al suelo debido a la pelea en la que nunca participaron.

Entonces los chicos se dirigieron hacia donde se encontraban los dos que se habían perdido. Shinomiya mantenía cerrados los ojos mientras intentaba no llorar, abrazándose a sí mismo y siendo protegido también por los brazos de Nana, quien respiraba de forma dificultosa y luchaba por estar despierto y no desmayarse. Demonios, primero aquellos tipos le dan una paliza y luego quieren abusar de él. Vaya enfermos.

– Oigan, ya se acabó, los dos están a salvo – Les comentó Igarashi con una sonrisa mientras acariciaba de forma delicada los cabellos dorados de su mejor amigo – Ya estoy aquí, Nana – Le susurró el pelinegro. Nanashima no negó el contacto, pues de cualquier forma no tenía fuerza para hacerlo, por lo que cerró los ojos, para por fin dormirse.

– ¿Shinomiya-kun, te encuentras bien? – Habló Mutsumi con un tono de preocupación impregnado en su voz. El castaño no le dijo nada, ni siquiera abrió los párpados, y entonces Asuma se dio cuenta que el menor había caído dormido, mientras las pocas lágrimas que había intentado contener se derramaban por sus mejillas.

– Será mejor llevarlos a la casa para que descansen – Comentó Nishina, y todos asintieron ante la oración. Pese a que Mutsumi se había prometido que no dejaría solo a Nana con Igarashi hasta que resolvieran sus conflictos, esta vez tuvo que hacerlo ya que no podía cargar a su ángel y a su amigo al mismo tiempo. Por lo que se fueron a la casa, con Asuma cargando en brazos a Hayato y Yuusuke ocupándose de Nozomu.

><><

Después de una larga siesta, ambos chicos se despertaron con un dolor en el cuerpo bastante fuerte, además de que habían olvidado siquiera qué hacían en ese lugar. Pasaron unos minutos, y luego ambos lo recordaron como un golpe en el estómago. Pero se dieron cuenta que ahora estaban en la casa de playa de Shima, y además en una habitación bastante grande. Tenía dos camas –una donde estaba Nanashima y en la otra estaba Shinomiya– y era más lujosa que la otra.

Decidieron que bajarían para ver a los demás, y los encontraron en el living de la casa con un ambiente de preocupación palpable en todo el lugar. Al verles en las escaleras, las cuatro personas se levantaron de donde se encontraban sentadas para acercarse a ellos. Les preguntaron sobre todo tipo de cosas, que si estaban bien, cómo se encontraban, si tenían hambre o sed, que cualquier cosa que quisieran ellos lo cumplirían. Luego de negar todo, la cosa se calmó un poco.

Pero había gente que debía calmar sus corazones...

¡Me Gustas, Senpai!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora