Capítulo 5

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Después de la sesión de estudio organizada para poder volver a hacer que tanto Igarashi como Nanashima volvieran a hablarse, el grupo decidió ir por un helado después de unas arduas horas de estudio. En parte, eso era también para lograr que de nuevo, ambos compañeros de clase de Serinuma volvieran a dirigirse la palabra como antes.

Kae y Shima pidieron una paleta cilíndrica doble de fresa, que al ser entregada, la partieron para que a cada una le tocara la mitad. Igarashi pidió un helado de menta, mientras que Nana pidió uno de vainilla. Aun cuando ambos dijeron sus órdenes al mismo tiempo –de paso, confundiendo a la cajera por no saber a cuál obedecer–, seguían sin dirigirse de nuevo la palabra, o la mirada.

Shinomiya no era fanático de los helados, mucho menos de las paletas. Le daban jaqueca y casi no le gustaban, más por el hecho de que era ligeramente intolerante a la lactosa, pero eso era apenas, casi ni era problema. Pero tampoco se querían quedar fuera del círculo. Mutsumi, al ver la cara indecisa que el chico menor tenía, decidió preguntarle.

– ¿Sucede algo, Shinomiya-kun? – Al ser llamado por el mayor, el pequeño Hayato dio un respingo por el susto. El castaño lo pensó: ¿Debería decirle a Mutsumi-senpai? Era obvio que no se burlaría de él, porque no estaba en su naturaleza, pero en cierta parte de daba pena – ¿No te gustan los helados? – ¡Bingo! Mutsumi-senpai era tan listo y atento.

– No... – Shinomiya negó con la cabeza lentamente, aun cuando ya había negado con los labios. Sintió las mejillas rojas. ¿A qué clase de persona no le gustan los helados? A él, por supuesto, siempre había algo común que a él no le gustara.

– ¿Quieres tomar una malteada entre los dos? – Le sugirió el pelinegro. Bueno, una malteada no sonaba tan mal. No era ni helado ni paleta, así que no había problema. Entonces asintió, mientras únicamente pensaba en eso. No fue hasta que el chico de tercero ordenó, que cayó en la cuenta de lo que había hecho.

¡Mutsumi-senpai y él iban a tomar de la misma malteada! ¡Como enamorados!

Su cara se volvió completamente roja al pensar en esa posibilidad. Diablos, si lo hubiese pensado con claridad antes, le hubiera dicho que no; que él prefería comprar una por su cuenta, y no que ambos compartiesen una como si fuesen pareja. El pelinegro recibió el vaso –considerablemente grande– de la bebida.

– Shinomiya-kun, compré la malteada de los enamorados porque creí que sería más conveniente para ambos, es más económica y no te preocupes, ya lo pagué yo – Le hizo saber Mutsumi, mientras le sonreía cálidamente. ¿Cuán inocente y amable podría ser ese ángel? – Y sé que tu sabor favorito es el chocolate, por lo que de ese sabor es la malteada.

Además, Asuma no solo había comprado la malteada de los "enamorados" –la cual, aparecía en un cartel de la tienda, como promoción. Más barato, y más producto– sino que además, había adivinado su sabor favorito, porque la malteada era de chocolate. Se cubrió la cara avergonzada con las manos, cuando el mayor llegó hasta él con una sonrisa.

¡La maldita malteada tenía hasta dos popotes con forma de corazón para ambos!

– M-Mutsumi-senpai... – Llamó el castaño, cuando se sentaron en la mesa los seis. Obviamente, tuvo que sentarse junto al pelinegro – No era necesario... – Intentó hacerle ver, pero el mayor le hizo un gesto con la mano, para que no se preocupara por nada. Ante aquella sonrisa cálida, el chico del comité de enfermería no pudo hacer mucho.

Shinomiya pasó sus ojos cafés por el lugar. Igarashi y Nanashima estaban sentado uno frente al otro, comiendo sus helados pero sin hacer el intento de levantar su vista, porque de lo contrario se encontraría con el otro. Menudos críos. Serinuma y Nishina estaban enfrascadas en alguna clase de conversación, mientras que la de primero le daba de comer su paleta a la mayor, y viceversa –algo raro, considerando que era del mismo sabor–.

Hayato suspiró, mientras acercaba su rostro a su popote correspondiente, bebiendo de aquel líquido dulce y frío, que –según él– le ayudaría a acomodar sus ideas. Ideas que no podía pensar con claridad al tener el rostro de Mutsumi tan cerca del suyo...

¡Me Gustas, Senpai!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora