Epílogo

438 67 0
                                    

– Mutsumi-senpai, ¡Usted me gusta mucho!

Shinomiya tuvo que mantenerse de nuevo quieto y en silencio, pegado a la pared para no ser visto. Se sintió como un deja-. ¿Cómo es que de nuevo terminó en medio de una confesión? De una chica de otro grupo y grado confesándose a su senpai, a Mutsumi-senpai.

A su Asuma, SUYO, DE ÉL.

Mierda, obviamente no debía estar ahí en lo absoluto, pero tampoco quería irse, no quería huir, quería enfrentarse aunque le vieran y tacharan de metiche.

– Agradezco que sientas eso por mí, pero me temo que no puedo corresponder tus sentimientos – Shinomiya se esperaba esa respuesta. ¿Cómo no? Si ahora él era el amorcito de Asuma.

Pero por más vanidosos que estuviera, siguió escuchando. No es que fuera chismoso pero, por curiosidad y un poco de malicia, intentó ver un poco la escena.

– Entiendo – Le chica está vez castaña tenía la cabeza gacha y seguramente estaba llorando – Es por Serinuma, ¿Verdad?

¡Oh, que la canción! ¡Siempre era por Serinuma! ¡¿Qué no veían que bastantes problemas tenía la chica con sus 2 enamoradas?!

– ¿Por qué sería por Serinuma-san? – Casi de manera automática, Asuma respondió.

– ¿A Mutsumi-senpai no le gusta Serinuma-senpai? – Preguntó la chica, intentando entender qué pasaba. Siempre era lo mismo. Asumían cosas de senpai y luego se confundían cuando no era cierto.

El chico mayor sonrió antes de contestar. Hayato miraba ansioso la escena esperando el momento propicio para entrar en escena, aunque quería escuchar antes a Mutsumi aclarar las cosas.

– No, Serinuma-san es una muy buena amiga, pero no me gusta – Bien, bueno sí, pero no solo esas cosas.

"Dile ya que es porque me quieres, senpai tonto" pensó el menor, haciendo un puchero de molestia ante la tardanza. Quería que esa chica se fuese.

– ¿Entonces por qué no puedes aceptar mis sentimientos? – Preguntó dolida la chica. Mutsumi sonrió.

– Es porque ya tengo a alguien en mi vida. A alguien muy especial y que no cambiaría por nada.

– ¡Wooh! – Shinomiya se dio cuenta de su error cuando ya había celebrado la victoria a todo pulmón.

De nueva cuenta, dos pares de ojos se posaron en él. Se sonrojó ante esto. Antes de que pudiera decir algo, el primer timbre de la campana sonó.

Vaya que tenía suerte en estás situaciones.

– Me retiro... – La chica salió de ahí rápidamente, incómoda y dolida por el rechazo. Los dos chicos se quedaron solos.

– ¿Estabas espiándome de nuevo, Hayato-chan? – Fue la pregunta divertida del pelinegro, ante un nuevamente, muy abochornado Shinomiya.

– ¡C-Claro que n-no! – Le gritó molesto, aunque el tartamudeo en su voz se notó de nuevo – Solo pasaba por aquí y sin querer los oí...

– Debes mejorar tus excusas.

– ¡Te estoy diciendo la verdad!

– Oh, así que entonces fue eso – Ahora no estaba en claro si era la inocencia del chico mayor o lo estaba haciendo a propósito.

Ninguno dijo nada más, ambos comenzaron a caminar por el pasillo, intentando dirigirse hacia sus salones, en silencio. Shinomiya caminaba a la par con el contrario, pero en su mente había un revoltijo respecto a los acontecimientos de hace rato.

De nueva cuenta otra confesión y otro rechazo. Pero nunca dijo que era por él. Bueno sí, dijo que era porque tenía a alguien en si vida, pero no reveló quién.

¿Qué es lo que ronda por la mente de Mutsumi?

– Mutsumi-senpai.

– Puedes decirme Asuma cuando estemos solos.

– Asuma – Se corrigió – ¿Por qué no le dijiste que usted y yo salíamos? – Se atrevió a preguntar – ¿Tienes pena quizá? – Quiso volver a saber.

– ¿Ah? ¿Por qué quieres saber eso, Hayato-chan? – Las mejillas del menor se colorearon en rojo.

– E-Es solo s-simple curiosidad... – Dijo, como si no le importara pero tartamudeó.

– Pues, creí que tal vez si lo decía podían incomodarte luego. No pensé que quisieras que todos lo supieran – Contestó el pelinegro con total naturalidad.

– Pero es que así ya no molestarían tanto con sus confesiones.

– Oh, pero no me molestan.

– ¡Pero a mí sí!

Ambos se detuvieron luego del grito. El chico mayor sonrió y llevó el dedo pulgar de la mano derecha a los labios de Hayato, tocándolos suavemente para que ninguna palabra interrumpiera el momento. El chico castaño le miró avergonzado, pero entendiendo el gesto. Poco a poco notó como el mayor se acercaba hacía él. Para besarlo.

Cerró los párpados y espero su beso. Pero únicamente lo recibió en la frente.

– Estamos en la escuela. No es correcto. Será más tarde, Hayato-chan – Le susurró lo último.

Mutsumi se despidió y fue a su aula, dejando a Shinomiya de pie en el pasillo, avergonzado y confundido.

¿Por qué había hecho eso? ¡Él quería un maldito beso en la boca!

"Encontraré la manera de hacerte confesar a todos que eres mío, Asuma" Fue el pensamiento del chico de primer año antes de retirarse él también para regresar a su aula justo cuando sonó la segunda campana.

Una vez triunfó con su investigación, ahora tenía que hacerlo con un plan de acción. Nuevamente era algo inofensivo, porque era completamente normal tratar hacer que ya crush y casi-novio le diga al mundo que ya está tomado ¿Cierto?

Shinomiya pensó que quizá se pasaba un poco de tóxico.

¡Me Gustas, Senpai!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora