Prólogo

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– Mutsumi-senpai, ¡Usted me gusta mucho!

Shinomiya tuvo que mantenerse quieto y en silencio, pegado a la pared para no ser visto. ¿Cómo es que terminó en medio de una confesión? Y no cualquiera, sino cuando una chica de su grupo estaba confesándose a su senpai, a Mutsumi-senpai. Mierda, sentía que no debía estar ahí en lo absoluto, pero tampoco es como que pudiese huir, porque si lo intentaba le verían.

– Es muy lindo de tu parte, pero me temo que no puedo corresponder tus sentimientos – De alguna manera, Shinomiya ya se esperaba esa respuesta. No es que fuera chismoso pero, por curiosidad, intentó ver un poco la escena.

– Lo entiendo – Le chica rubia estaba con la cabeza gacha, y aunque no se podía apreciar nada, Shinomiya estaba seguro que ella estaba llorando – Es por Serinuma-senpai, ¿Verdad? – Shinomiya esperó ansioso la respuesta del pelinegro.

– ¿Por qué sería por Serinuma-san? – Esas palabras, habían dejado perplejos tanto a la chica como al castaño.

– ¿A Mutsumi-senpai no le gusta Serinuma-senpai? – Preguntó la chica, intentando entender qué pasaba. La mente de Shinomiya no estaba mejor que la de ella. El chico mayor sonrió antes de contestar.

– No, Serinuma-san es una muy buena amiga, pero no me gusta...

– ¡¿QUÉ?! – Shinomiya se dio cuenta de su error cuando ya había salido de su escondite y había gritado a todo pulmón. Dos pares de ojos se posaron en él. Se sonrojó ante esto. Antes de que pudiera decir algo, el primer timbre de la campana sonó.

– P-Pues, me v-voy... – La chica salió de ahí rápidamente, incómoda y aún dolida por el rechazo, dejando a los dos chicos solos.

– ¿Estabas escuchándonos? – Fue la pregunta del pelinegro, ante un muy abochornado Shinomiya que no buscaba donde meter la cabeza.

– ¡C-Claro que n-no! – Le gritó un poco molesto, aunque el tartamudeo en su voz se notó más de lo que hubiese querido – Solo pasaba por aquí y sin querer los oí... – Bien, tal vez no fue su mejor excusa, pero seguro le salvaba de más bochornos.

– Oh, así que fue eso – Como siempre, la inocencia del chico mayor no dejaba de sorprender incluso al castaño. ¿Sería algo malo que Mutsumi fuese tan bueno?

Ninguno dijo nada más, sino que ambos comenzaron a caminar por el pasillo, intentando dirigirse hacia sus salones. Shinomiya caminaba a la par con el contrario, pero en su mente habían un sinfín de dudas con respecto a los momentos de hace rato. ¡Acababa de presenciar cómo Mutsumi-senpai había rechazado a una chica y no por la culpa de Kae!

¿Qué es lo que ronda por la mente del chico de tercero? No le gustaba Serinuma, y parecía que no le gustaba nadie, entonces, ¿Es que aquel chico tan amable y dulce no sentía el amor? Shinomiya no dejaba de hostigarse con todas esas preguntas.

– Mutsumi-senpai, ¿Hay alguien que le guste? – Se atrevió a preguntar, y aun cuando no quiso ser tan directo, sus palabras ya habían salido – ¿Serinuma-senpai, tal vez? – Quiso volver a saber.

– ¿Ah? ¿Por qué quieres saber eso, Shinomiya-kun? – Las mejillas del menor se colorearon en rojo.

– E-Es solo s-simple curiosidad... – Dijo, pero el tartamudeo en su voz fue inevitable.

– Sí, hay alguien que me gusta. Y no, no es Serinuma-san – Contestó el pelinegro con total naturalidad. Aquello solo hizo que la mente del castaño se revolviera más.

– ¿Quién es entonces, senpai? – Debía de saberlo, aunque no sabía exactamente el porqué.

El chico mayor solo se llevó el dedo índice de la mano derecha a los labios, cubriéndolos para que ninguna palabra escapase de ellos. El chico castaño le miró, entendiendo que su compañero no iba a decir nada más. Mutsumi se fue a su aula, dejando a Shinomiya de pie en el pasillo, con un lío en la cabeza.

¿Por qué la conversación le dejó una sensación de vació, dolor y enojo en el pecho?

"Encontraré a quién te gusta, Mutsumi-senpai" Fue el pensamiento del chico de primer año antes de retirarse él también para regresar a su aula justo cuando sonó la segunda campana. Esa investigación era algo inofensivo, era completamente normal tratar de saber quién era el crush de tus amigos, ¿Cierto?

Shinomiya nunca supo que él mismo se había lanzado en la trampa...

¡Me Gustas, Senpai!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora