Capítulo 25

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El timbre de la casa se escuchó, por lo que a duras penas Shinomiya pudo abrir los párpados. Se levantó lentamente de la cama, se estiró un poco y bostezó. Entonces, como si fuese un golpe, la realidad le llegó al chico. ¡El timbre estaba sonando! ¡Mutsumi-senpai había llegado! ¡Y él se había quedado dormido! ¡Ni siquiera se había cambiado! Shinomiya estaba a punto de tirarse a llorar cuando vio su reloj de pared.

Eran las 6:12 p.m.

Eso quería decir que Mutsumi aún no venía por él; soltó un suspiro de alivio. Menos mal. Quién sea la persona que estuviera tocando el timbre, le había salvado. Bajó las escaleras y sin importarle estar cambiado o no fue con dirección a la puerta. Miró antes por la mirilla para asegurarse, y cuando se dio cuenta de quién –mejor dicho, quienes eran– quitó el candado para abrir y que así dejarles pasar.

– ¿Serinuma-senpai, Nakano-senpai, Nishina-san? ¿Qué están haciendo en mi casa? – Preguntó confundido el castaño por ver a esas tres chicas metidas en su casa. Se suponía que las vería en el cine dentro de más de una hora.

– ¡Estamos en una misión! – La voz de Amane se dejó escuchar con determinación dentro de la casa. Hayato curveó una ceja al no entender a qué se refería.

– ¿uh? ¿Qué son esas bolsas? – La mirada del chico se percató de las bolsas de compras que estaban en los brazos de cada chica.

– Shinomiya-kun, hemos decidido ayudarte con tu ropa – Con una determinación increíble, Kae haló mientras le brillaban los ojos. Un escalofrío recorrió la espalda de Hayato al escuchar eso.

– ¿Eh? Pero yo no...

– Shinomiya – Interrumpió la chica de primer año – No te preguntamos si querías ayuda, dijimos que la tendrás. Así que más te vale que nos lleves a tu habitación para comenzar.

Shinomiya quería negarse, decirles que podía hacerlo solo. Pero la verdad era que ni él sabía qué es lo que iba a usar, tal vez un poco de ayuda no le vendría mal. Además, ellas eran tres y él solo uno. Si ellas querían lo podían hasta violar con quien sabe qué cosa, así que era mejor no llevarles la contraria.

><><

– ¡Shinomiya-kun te ves tan lindo! – El grito fangirl de las tres chicas se dejó escuchar por toda la casa del mencionado y hasta quizá, tal vez se escuchó en la casa vecina.

– ¡Esto es ridículo! ¡No saldré así! – Era claro que por más que las tres chicas les encantara el atuendo, el castaño se sentía bastante avergonzado usando aquellas prendas.

– ¡Vamos, Shinomiya! – Esta vez fue Shima la que habló por las tres, alzando la voz como si estuviese regañando a Hayato – Has usado ropa de mujer y lápiz labial, esto no es nada para ti – El rostro del menor se coloreó en rojo al escuchar las palabras de la chica.

– ¡Pero en esa ocasión era obligatorio! – Se quejó mientras lloriqueaba.

– Shinomiya-kun, ¿Por qué no piensas en Mutsumi-senpai? Estoy segura que a él le gustará mucho verte vestido así, ¿verdad? – La voz de Nakano fue la de la razón. Ella era la que tenía gusto en la moda, Serinuma la que sabía la talla del chico, y Nishina la que tenía... dinero.

– ¿E-En serio lo creen? – Preguntó con timidez, mejillas rojas y pequeñas lágrimas asomándose en las comisuras de los ojos. Ante la mención de Asuma, el chico de primero parecía estar cediendo.

– ¡Por supuesto! – Ese grito fuerte asustó al chico, además de que los rostros de las tres mujeres en la casa era algo incómodo de ver para el castaño. Todas tenían una cara pervertida y sangre saliendo a chorros de la nariz.

– Tengan – Hayato les pasó papel por si acaso. Mientras ellas limpiaban su derrame nasal, el menor se vio de nuevo en el espejo de su habitación. Tal vez, usar eso no iba a ser tan malo si era por Mutsumi-senpai – De acuerdo, lo voy a usar...

– ¡Excelente! – Celebró Kae, mientras daba saltitos de alegría. Las otras dos rápido arreglaron todo el tiradero que habían hecho en la habitación – Entonces nos vemos más tarde, Shinomiya-kun – La chica se despidió por las tres guiñándole un ojo, mientras salían de la habitación, y luego de la casa.

Shinomiya se preguntó cómo es que a pesar de cierta "situación" –que medio mundo ya sabía– el ambiente entre ellas parecía tan calmado...

¡Me Gustas, Senpai!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora