Capítulo 15

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El rubio se encontraba en el balcón de la ventana de la gran habitación pensando. Lo que había pasado hoy fue algo que jamás olvidaría, porque sin duda tuvo bastante miedo, y no fue fácil asimilar que tu integridad física estuvo peligrando durante minutos insufribles que parecían horas. La puerta de la habitación sonó, y miró de reojo pensando que sería el castaño. Pero no fue así, sino que se encontró con Igarashi.

– Nana – El rubio miró a su mejor amigo cuando este le llamó. Estaban los dos solos en la habitación donde el rubio había descansado, ya que Shinomiya no había vuelto. No mentiría, Nozomu seguía molesto con Igarashi pero – No sabes cuánto miedo tuve – El pelinegro le había abrazado con fuerza, sin posibilidad de dejarle ir. Pasó un tiempo, y de igual forma correspondió.

– Pero ya pasó, estoy bien – Intentó animarle, pues parecía que Yuusuke no le iba a soltar para nada. Pasaron unos minutos, y seguían en la misma posición. Fue el pelinegro quien se separó lentamente, mientras miraba a los ojos verdes del contrario.

– No quiero que vuelvas a decir que una chica vale más que nuestra amistad – Dijo de pronto, haciéndole recordar al rubio el origen de su molestia; cuando peleó con Igarashi por el asunto de Serinuma – Eres lo mejor que me ha pasado en la vida; te quiero, Nozomu – Le dijo esta vez utilizando su nombre de pila, volviéndolo a abrazar.

– Yo también te quiero, Yuusuke – Le correspondió, mientras también abrazaba al pelinegro con toda la fuerza que tenía en esos momentos, dejando que sin querer unas cuantas lágrimas se resbalaran de sus mejillas. Odiaba pelear con Igarashi, porque le quería demasiado para enojarse con él.

><><

Shinomiya se mantuvo en el sofá del living intentando calmarse, tomando sorbos de vez en cuando de la taza llena de chocolate caliente que Serinuma le había traído. Pensaba en lo que había pasado, y en que todo era su culpa. Si tan solo no hubiese huido al bosque, ¿Por qué era tan tonto? No dejaba de atormentarse, hasta que sintió que una persona se sentaba a su lado. Era su senpai de tercero, Mutsumi.

– Shinomiya-kun, perdóname – Pidió Mutsumi mientras tomaba la mano del castaño y la llevaba hasta sus labios, dándoles un leve roce con ellos. Esta acción provocó un sonrojo en el menor. Ambos estaban sentados en el sofá grande de la sala, ya que las chicas estaban en la cocina.

– ¿Por qué se disculpa, Mutsumi-senpai? – Preguntó curioso el menor, pues no entendía del todo a qué se debían las palabras del pelinegro de cabello largo.

– Porque me prometí que te protegería, y casi rompo mi promesa – Admitió Asuma, mirando directamente a los ojos color miel que poseía el pequeño Hayato, quien ante esa mirada se sonrojó más y sintió que su corazón palpitaba más rápido.

– No tiene que disculparse por eso; en realidad quién debe disculparse soy yo, porque todo esto fue mi... – Pero fue interrumpido por el otro, y entonces se vio atrapado entre unos grandes brazos, y él único que estaba con él era Mutsumi, así que no hubo que ser muy brillante para saber que era el pelinegro quien le abrazaba – ¿Mutsumi-senpai?

– Hayato-kun – Le habló, ahora utilizando su nombre de pila, lo que le provocó un sonrojo aún más potente – Eres demasiado importante para mí, no soportaría que algo malo te pasara; así que por eso te prometo, en persona, que voy a protegerte siempre, y no permitiré que nada te ocurra – Le susurró con cariño, haciendo que el corazón de Shinomiya latiera cada vez más rápido

– Asuma-senpai – Le habló él, ahora era su turno de utilizar el nombre de pila, pues sería lo justo después de que el pelinegro lo había hecho con él – No necesita prometerme nada, con que esté a mi lado será suficiente – Admitió con las mejillas rojas de vergüenza pero con una bella sonrisa. Tal vez era un deseo egoísta, pero ¡Al carajo! él quería a Mutsumi solo para él.

– Te prometo estar a tu lado siempre – Le susurró tiernamente, mientras apartaba unos cuantos mechones de cabello castaño de la frente del menor, para dejar un dulce beso ahí. Shinomiya sonrió apenado ante el gesto, pero no se negó ni dijo nada al respecto.

Y de cuatro corazones que latían, se formaron  dos...



N/A: Dicen que cuando encuentras a tu "alma gemela" tu corazón y la de ella comienzan a latir a la par, formando un sonido como si fuera un solo corazón.

¡Me Gustas, Senpai!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora