23. Gilbert Fiocacci

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- ¿Gil?

Su apariencia era muy diferente a como lo vi la última vez. Estaba horriblemente delgado, podía ver todos los huesos de su cara, su ropa parecía ser bastante vieja y demasiado grande para él, estaba hecha jirones.

- ¡Por Merlín! –Me acerque a él guardando mi varita -¿Qué te sucedió Gil?

- Nada...

Le mire a los ojos y percibí como su personalidad, su esencia parecía haberse ido. La persona que estaba frente a mí ya no era Gil, o al menos el Gil que yo conocí.

- Vale, explicaciones luego –dije prendiendo la luz –Vamos metete en la ducha, bajare al comedor y llamare a alguien para que...

- No llames a nadie... Por favor –dijo caminando lentamente, con mucha dificultad hacia el baño.

- Está bien –dije algo preocupado –Luego me explicaras que significa todo esto, ahora ve a bañarte, traeré comida y algo de medicina.

- Gracias

Suspire un poco y salí de mi habitación, al llegar al comedor tome bastante comida y la escondí en mi grueso abrigo de piel, luego me dirigí a enfermería y en un descuido de la enfermera encargada tome varias pociones, de gripa, de sueño, para el dolor de cabeza.

Subí de nuevo hasta mi habitación, escuche la ducha aún abierta y comencé a alistar la comida en una bandeja, luego revise las pociones que había traído y las agregue a mi colección.

- ¿Gil? –golpee suavemente la puerta –Te traje una poción relajante.

No me respondió.

- Gil –golpee más fuerte la puerta.

Solo escuchaba la caída de agua.

Mierda

Trate de abrir la puerta pero estaba sellada. Busque mi varita Alohomora, no sucedía nada... piensa en otro vamos piensa... ¡Ay a la mierda! Patee la puerta con bastante fuerza y este cayo de su soporte, entre apresurado para ver a Gil tumbado en el piso de la ducha.

- ¡Gil! –me acerque, cerré la llave de la ducha -¡Vamos!

Comencé a sacudirlo, pero no sucedía nada, toque su frente, tenía fiebre y bastante alta.

- ¡Levicorpus!

Lo lleve a su cama, tome una toalla y la hechice para que lo secara, al igual que unas pijamas mías para que lo vistieran. Tome unas pociones y comencé a colocar en vasos pequeños, trituré unas hierbas y la coloque en un pequeño plato. Me acerque a él y comencé a revisar su cuerpo la pijama me esperaba como si una persona la tuviera puesta, tenía muchos hematomas y al menos dos costillas rotas.

Coloque pedazos de planta en los lugares más críticos, saque mi varita. Tenía que concentrarme.

- Episkey

Escuche el crujido de los huesos acomodándose y revise de nuevo la costilla ya había desaparecido la inflamación al igual que los moretones... Ahora solo tenía que esperar, a que se despertara.

***

- ¿Albus? –dijo en un hilo de voz.

Me levante de inmediato y observe a Gil que parecía desorientado.

- ¡Gil! ¿Cómo te sientes? Me has dado un jodido susto. Llegaste de la nada y tenías las costillas rotas y estas muy delgado.

Me levante y busqué los pastelillos que había traído anoche, se los entregue y el comenzó a comerlo ávidamente.

Solo cambiemos de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora