Me asomé por el balcón y observé a Suzzet que ya estaba cruzando la calle en camino hacia la puerta principal de mi casa, ahora mismo me estaba arrepintiendo de haber aceptado ir a la estúpida fiesta, simplemente soy una anti-social que disfruta estar en su habitación encerrada sin que nadie la moleste, quería ser invisible por todo lo que resta del día, en cuanto se escuchó el familiar sonido del timbre de la casa me estaba preparando mentalmente para lo que me esperaba en aquella fiesta, salí de mi habitación y bajé las escaleras rapidamente llegando a la puerta abriéndola
Suzzet estaba en el marco de la puerta con una sonrisa de oreja a oreja con una enorme bolsa negra en sus manos, observaba la bolsa con los ojos demasiado abiertos que parecía que se me iban a salir, sólo con ver la tétrica sonrisa de Suzzet y la enorme bolsa me daba miedo de lo que esta psicópata podría hacer conmigo, quería cerrarle la puerta en su cara y jamás salir.
--Alto ahí loca ¿qué llevas en eso?-- pregunté señalando la bolsa negra mientras la observaba con detenimiento.
--Muchas cosas, las necesarias para vernos hermosas esta noche-- dijo trazando una sonrisa pícara en sus labios.
--Pero mírate, estas peor que un indigente-- dijo mirando mi pijama roja de perritos y mis pantuflas azules con desagrado, en las fiestas la Suzzet normal que conozco se convierte en
"la diva Suzzet", la miré mal cruzándome de brazos mientras ella me miraba con desaprobación, le hice una seña indicando que podía pasar a mi hogar, ella gustosa entró con una sonrisa que quería quitársela de un golpe ya que por dentro con todo mi ser y mi corazón no tenía el mínimo interés de ir a la fiesta, nos dirigimos a mi habitación y subimos las escaleras, abrí la puerta blanca tomando la manija girándola.Entramos y Suzzet cerró la puerta de un golpe cerrándola con seguro, la miré confundida
--Eso es para que nadie de tus hermanos venga a molestarnos o por si quieres escapar-- se excusó sacudiendo sus manos como si tuviera polvo en ellas, comenzó a abrir la enorme bolsa sacando maquillaje, accesorios y más cosas de ella poniendo todo sobre mi cama, ahora tenía los ojos abiertos como platos, sólo es una simple fiesta, no soy de arreglarme demasiado y si lo quiero así nunca lo consigo, me gusta ser simple y no quiero llamar la atención.
Suzzet miraba todo con detenimiento tomando su mentón como si estuviera asegurándose de que todo estuviera perfectamente en su lugar mientras que yo estaba con la boca abierta de las tantas cosas que habían sobre mi cama
--Ya es hora-- dijo con la voz más chillante de lo normal, volteó a verme con una enorme sonrisa con una cara pícara, yo sólo rogaba en mi mente que no se excediera con todo, suspiré y rodeé los ojos
--De acuerdo-- hablé en tono de rendición
(...........)
Estaba mirándome al espejo observando el más mínimo detalle, mis ojos no dejaban de pestañear sin creer lo que estaba reflejado en el espejo, me observaba de diferentes ángulos. Madre mía, me veo malditamente perfecta, Suzzet hizo un exelente trabajo, creí que me vería igual de horrenda que siempre pero esta noche es la excepción, me sentía segura ya que estaba demasiada cómoda con mi vestimenta y maquillaje, después de esperar horas sólo viendo como Suzzet me aplicaba cosas en la cara y probarme como siete vestidos, el resultado fué de mi agrado
--Te ves hermosa-- dijo Suzzet con una sonrisa mostrando sus dientes mientras seguía aplicandose máscara para pestañas
--Gracias a ti-- dije sonriéndole mostrando todos mis dientes, ya estaba oscureciendo y la fiesta empezaría dentro de poco
--Oye ¿Adam vendrá a recogerte?-- preguntó sin dejar de arreglarse frente al espejo, la sonrisa de mi rostro se esfumó al instante
Ese día fué uno de los peores de mi vida, a mi padre se le subió la sobreprotección, su ceño fruncido, las arrugas demasiado marcadas en su frente mientras nos miraba indignado de brazos cruzados, los nervios en mi cuerpo y la vergüenza reflejada en mis mejillas rojas, jamás había visto a mi padre de esa manera y me sorprendí demasiado al ver esa parte de él, su voz resonaba en mi habitación mientras los bobos y mi madre estaban callados sin decir ninguna palabra
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Bajo las Estrellas
Novela JuvenilUno no deja su pasado. El pasado nos sigue, porque fuímos y somos parte de ello. Puedo volver a sentir esa punzada en mi pecho, y el sabor metálico de la sangre resbalarse por mis labios, el dolor en mis piernas, y la sensación de caer en cualquier...