La noche en aquella ciudad, era tan fría donde sólo había refugio en los hogares.
Cada lugar se encontraba lleno de luces vibrantes que contrastaban con el cielo oscuro que era cubierto por algunas nubes. Podría decirse que había felicidad.
Las risas emitían eco por cada desolada calle, a través de las ventanas se divisaban las familias reunidas celebrando el último día. Los niños salían fuera de casa ansiando que la media noche llegara, esperaban con inquietud mientras jugaban.
Conmovedor.
Sin embargo, la realidad caía como un balde de agua helada en la cabeza de aquella chica que miraba por el cristal del auto, una pregunta enmanaba su mente haciéndola pensar en lo que reflexionaba la situación.
El conductor del auto la ve ceñuda mientras que la chica hablaba entre dientes.
Él ríe bajo al verla de esa forma y sonríe para saber el motivo.
--¿Ahora qué piensas?-- habla con ironía Jared, mejor conocido como el "rubio" por ella.
--En esta noche-- contesta dando un largo suspiro --¿Porqué todas las noches no pueden ser así?-- murmura sin comprender.
Lydia sentía un remordimiento en su corazón al saber que sólo por ese día, las cosas para la ciudad serían buenas, sin homicidios, sin robos, nada de aquello que solía surgir todo el año. Ella no entendía el porqué solamente esta noche podría apreciarse esa calma, sin el temor por recorrer las calles al casi fin del día.
Él no hace más que encogerse de hombros y mirar hacia al frente, recorrer el camino hacia donde se dirigían era martirizante para la chica curiosa, ya que no tenía idea dónde era su destino.
Se dejó guíar por su acompañante, algo de miedo invadió su ser al salir de la fiesta que transcurría en su hogar sin dar previo aviso.
--¿A dónde me llevas?-- se atreve a preguntar con deseos de que su intriga sea apagada.
--Ya lo verás-- se mofa al verla desesperada.
Lydia se cruza de brazos y lo mira mal girándose nuevamente hacia la ventana.
El cuerpo de Jared lentamente es invadido por el cosquilleo en su vientre, tenerla ahora mísmo a su lado era felicidad. Él estába consciente de que dependía de ella, Lydia era un claro ejemplo de que era la persona que faltaba en su vida, y que estar demente por alguien era real.
El auto se detiene por la acción del chico al estacionarse en una esquina y sacar las llaves, ambos son consumidos por la corriente que fluía por sus venas al encontrarse.
Lydia baja del auto dudosa, Jared le extiende su mano haciendo que la tomara con fuerza, estába segura de que todo estaría bien si él no se alejara de ella.
--¿Dónde estámos?-- pregunta firme observando el edificio que yacía en frente de ellos.
--En el mirador de la ciudad-- pronuncia para trazar una sonrisa que lo caracterizaba.
--Oh, hace mucho que no venía por aquí-- confiesa mientras se adentraba al edificio que por obras del rubio extrañamente se encontraba abierto de una de las puertas.
Él la sigue por detrás, pero se adelanta para mostrarle el camino. Los dos caminan entre los pisos hasta encontrar un elevador para llevarlos hasta el último.
Al llegar, ella rápidamente se acerca a una de las barandas y mira la altura con extrema emoción, por su cabeza corre el temor de caer pero eso se ve interrumpido por el chico posicionándose a su lado.
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Bajo las Estrellas
Teen FictionUno no deja su pasado. El pasado nos sigue, porque fuímos y somos parte de ello. Puedo volver a sentir esa punzada en mi pecho, y el sabor metálico de la sangre resbalarse por mis labios, el dolor en mis piernas, y la sensación de caer en cualquier...