-Martes, Mayo-
Me mantengo en contacto con mi mamá mientras la recepcionista buscaba su nombre en la computadora. Los hospitales siempre me resultaron curioso, no me daban tanto miedo como los cementerios, pero igual siempre había algo de tensión en ambos lugares.
_Silvia D'angelo_ después de un rato. _Habitación 18, primer piso_.
_Gracias_ sonriente.
_Espera_ me detiene. _ ¿Qué parentesco tenes con ella?_.
_Es mi Psicóloga_ suelto.
_No sé si te puedo dejar pasar_ con una triste reacción.
_Por favor_ le pido. _Tengo que hablar con ella, no voy a molestar_.
_ ¿Cinco minutos? _me susurra.
_Se lo prometo_ aliviado.
Camino y subo por las escaleras hasta el primer piso, busco números hasta que encuentro en número 18. Apoyo mi cabeza, no había nadie dentro, lo único que llegaba a escuchar era el sonido de las máquinas. Abro la puerta y me encuentro con una imagen distinta, algo diferente a lo que acostumbraba a ver.
Estaba acostada en su camilla, dormida. Se llegaba a escuchar los pasos de los enfermeros y el monitor de signos vitales. Se la veía bien, un poco pálida y delgada. El ambiente dentro de la habitación era cálido, se notaba que había tenido visitas, me acerco a ella y le tomo la mano.
_Todavía no entiendo que te pasó_ empiezo a decirme. _Pero sé que te vas a poner mejor y nos volveremos a ver_.
Inhalo y exhalo. Todo a su tiempo Franco, ella seguro te está escuchando. Tranquilo.
_Ahora se la verdad, la otra mancha que había descubierto desapareció_ le cuento. _Ayer me enteré que mis padres no son ellos. Soy adoptado y mis sueños tienen un significado, son los recuerdos del orfanato, de donde vengo. Todo esto terminó_.
Sus ojos se abren como platos en ese momento, mi rostro e iluminan en sus pupilas. Me empieza a apretar la mano, sin poderme soltar.
_Esto recién empieza_ con una extraña voz. _No sabes lo que está por venir, el fin está cerca_.
Empiezo a gritar, tratando de soltarme, estaba loca. No la reconocía. Encuentro un botón de pánico al lado de su camilla y sin dudarlo lo presiono. Una alarma empieza a sonar y en cuestión de segundos llegan médicos a ayudarme.
_Tranquila Silvia_ le dice su médica, ayudándola.
_No tenes salida Franco_ grita. _No hay salida_.
_Te tenes que ir_ me dice la médica. _Por favor_.
Salgo de la puerta, asustado y empiezo a correr por los pasillos, llamando la atención de las demás personas, estaba cerca de la salida hasta que mis ojos reconocen a alguien y en ese segundo sus labios forman mi nombre.
_ ¿Qué haces acá? _me pregunta Palo.
_Vine a ver a Silvia_ le cuento. _ ¿Qué haces vos acá?_.
_Mi abuela_ mirando para el costado.
_ ¿Oti? _acordándome de ella.
_No está bien_ secándose las lágrimas.
_Vení, conozco un lugar_ tomándola de la mano. _Vas a estar mejor_.
Convencer a la mamá de Palo había sido fácil, si bien, ella necesitaba un respiro de todo esto e igual yo. Nos tomamos un colectivo hasta llegar a una cafetería: Las Delicias. Pedimos una mesa y nos sentamos juntos. Me había llegado una notificación en mi celular, habían etiquetado a Ezequiel en una foto de Instagram, el chico se llamaba Lautaro y en la descripción de la foto decía "Con un amigo, un hermano". Pensé que los dos éramos amigos, como hermanos, era algo nuestro, pero me daba cuenta que no. Dejemos las cosas así, tenía cosas más importantes por las cuales preocuparme.
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SIN SALIDA 3
Teen FictionNo hay secreto que el tiempo no revele. En esta nueva etapa de su vida Franco Rodríguez se sumerge en las profundidades de su pasado, descubriendo todas y cada una de las verdades ocultas por años. Aquellos días que vivió formarán parte de él por si...