Amor

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Ese beso se fue tornando cada vez mas intenso. El termino encima de mí, y nos desnudamos. Solo que esta vez paró, se inclinó hacia la mesita de luz, abrió un cajón y saco un envoltorio metálico. Rompió el paquetito metálico del preservativo, tomó el preservativo y se lo puso. Era la primera vez que usabamos preservativo.
Solo que esta vez me dio vuelta, de modo que yo quedé dándole la espalda. Me penetró y dolió como un demonio. Solo tenía que aguantar cinco minutos. Salía y volvía a entrar, yo no paraba de gemir y el tampoco. Una de sus manos estaba en mi cadera y la otra tiraba un poco de mi pelo. Decir que yo gemia es poco, gritaba y parecia que eso lo provocaba a hacerlo mas fuerte. Cuando eyaculo se quedó completamente quieto, aún dentro de mí, permaneció así por un minuto. Pensé que se había dormido, pero me soltó el pelo y  me tomó de la mano para entrelazar nuestros dedos. Salió de mi, yo traté de acomodarme para que no me doliera. Cuando ya se había sacado el preservativo se acostó a mi lado y me abrazó, aún estando desnudos. Miramos la televisión un rato, hasta que decidimos que era hora de volver. Nos dimos un último beso de buenas noches y cada uno durmió en su habitación, como si nada hubiera pasado.
Hay veces en las que quisiera tener una vida normal, pero entonces me doy cuenta de que nunca hubiese conocido a 11 y en ese punto me lo replanteo. Sentía que ese chico iba a cambiar mi vida.

PrisioneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora