XIV - Año Nuevo.

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—¿Qué es eso que huele tan bien? —Dijo Daniel asomando la cabeza hacia la cocina, se acababa de levantar, regularmente no dejaba que nadie lo viese en pijama pero el hambre le había ganado, por eso sólo dejaba ver su cabeza.

—Huevos —se giró para verlo y sonrió— con un poco del jamón que quedo anoche. —Inclinó un poco su cabeza hacia la derecha— , ¿Estas en pijama?

—No. —Se limitó a decir y luego corrió a su habitación para cambiarse rápido. Unos jeans y una playera bastarían, moría de hambre.

Cuando salió, Joy ya tenía listo el desayuno en la mesa, justo en donde la noche anterior él le había confesado sus sentimientos.

—Ya lo serví. —Habló cuando lo vio llegar a la mesa, estaba sacando el jugo del refrigerador.

—Gracias.—Ambos se sentaron.

—Tengo una pregunta, —tomó un tenedor y lo clavo en su jamón—¿Que haremos con Rachel? , Es decir, ¿Le diremos todo esto?

—¿Qué es "todo esto"? —Preguntó divertido.

—Ya sabes, el asunto de que tú y yo... Intentaremos, ¿Conocernos? —Dijo confundida y Daniel sonrió, se escuchaba extrañamente bonito.

—Lo sé, sólo quería que lo dijeras tú. —Sonrió de oreja a oreja— No lo sé, ¿Tú que opinas? , eventualmente si esto funciona se enterará en cualquier momento.

—Tengo miedo de como lo tome. —Torció los labios y pasó a tomar un bocado de su comida.

—No creo que sea del tipo psicopata que intente matarnos o algo por el estilo. —Levantó una ceja—Aunque sí la creo posible de hacer brujería en nosotros.

—No había pensando en eso. —Ambos se miraron asustados.



Residencia O'Donell.

—Feliz Navidad, Rachel. —Dijo hipócritamente Lauren entrando a la cocina.

—Igual. —Contestó indiferente desde el refrigerador sirviendo leche.

—¿Te trajo algo Santa?

—Ya estoy muy grande para esas cosas. —Giró los ojos.

—18 años, ¿No? —Sonrió malévola— ¿No te preocupa tener una hermanita con tantos años de diferencia?



Rachel se estremeció al recordar a Joy y como Daniel la quería a ella.

—Quiero decir, cuando logres graduarte ella apenas iría en preescolar, mas o menos.

—No tiene nada de malo.—Cerró el refrigerador.

—¿No te gustaría poder convivir con ella?

—Créeme que ya lo hago. —Contesto divertida y al mismo tiempo con dolor en su interior.

—¿Disculpa? —Entrecerró los ojos.

—Nada Lauren. —Salió de la cocina y subió hasta el cuarto de su madre— Tome. —Le dio el vaso de leche, Mónica estaba en cama, aveces aún se sentí mal.

—Gracias hija.

—¿Mi padre fue al hospital? —Preguntó extrañada— Pensé que se llevaría a la pequeña mujer con él, su rostro me aterra.

—¿Que hay de malo en su rostro? —Contestó con otra pregunta de forma curiosa.

Le recordaba a Joy, ¿Qué más?

—Nada, es sólo que —suspiró— nada.

—Sólo espero que no nazca enana como Lauren. —Giro los ojos.

El mismo cielo en una época diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora