XVI - Destrozados.

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Destrozado. No había otra palabra que definiera el estado sentimental de Daniel en esos momentos. Y es que justo cuando creyó que su relación con Joy estaba yendo por el buen caminó para consolidarse como algo serio... Su prometido aparece y por si fuera poco ella le grita que lo ama. Le dolía bastante, le aplastaba el corazón y al mismo tiempo lo enfurecía, él estaba dando todo por ella, un techo, comida, compañía, cariño, amistad... Pero ¿De que servía? , si ella amaba a alguien más.

Joy tampoco podría olvidarlo tan fácilmente, llevaban tres años de relación, 36 meses en los cuales salían de viaje, las redes sociales eran como un diario para su relación, fotos, videos, todos sus recuerdos estaban ahí, eran envidiados por muchos por la magnifica relación que tenían. Dos meses antes del día que desapareció en el techo, Joy había ido a comprar su vestido de novia en compañía de su madre y su suegra, la felicidad le inundaba el cuerpo, en sólo cuestión de tiempo sería la mujer de Trevor Black, podrían pasar el resto de su vida juntos, vivir en la misma casa, tener dos hijos y quedarse unidos hasta ser ancianos; ese era el plan que tenía, pero no contaba con que su hermana mayor la mandaría veinte años al pasado.

Probablemente todo eso de lo que ella seguía enamorada había sido una farsa, pero para Joy... sus sentimientos fueron de verdad.

Daniel no rindió absolutamente nada en el resto del día, estaba cabizbajo, sin energía y sin ganas, no quería ni siquiera llegar a casa, no estaba de ánimos para verla, seguro ella estaría lloriqueando y él no estaba muy dispuesto a tener que consolarla.

—Llegaste. —Habló Joy cuando lo miró entrar por la puerta del apartamento, ella estaba en la cocina bebiendo café.

El alto ni siquiera la volteó a ver, se concentró en dejar sus llaves y su chaqueta de cuero por ahí, siguió ignorando a la chica al pasar por la cocina para ir a su habitación donde se encerró.

Joy no lo notó raro pues ella igual tenía muchas cosas en mente, como la oferta que su suegra le había hecho. Se la pasó toda la tarde mirando aquella tarjeta que le había dado, "Trina Black" más el número de esta.

Dejo su taza de café a un lado y fue a la habitación de Daniel, no pidió permiso para entrar, simplemente abrió la puerta. El chico noventero se estaba cambiando la ropa y cuando ella entró él derrapó sobre la cama asustado y con el torso desnudo.

—¡Existen modales! —Le dijo enojado.

En los tres meses que llevaban viviendo juntos Joy nunca le había visto más allá del cuello y los brazos descubiertos. Era demasiado delgado y con abdomen marcado debido a su delgadez, no por ejercicio, su piel era blanca y lucía suave.

—¡Sorda! —Gritó de nuevo levantándose de la cama, sacó a Joy de su transe, ella lo miró confundida.

—¿Perdón? —Frunció el ceño.

—¿Porque entras a mi habitación de esa forma?

—¡Lo siento! —Se excusó alzando la voz también— ¿Qué te sucede?

—No finjas que no lo sabes. —La tomó de los hombros— Si no te molesta quisiera estar solo.

—¿Qué dices? —Seguía mirándolo confundida.

—¡Que no quiero verte, adiós! —No podía ocultar su molestia hacía ella.

—¡Espera, Daniel! —Se zafó de su agarre— ¿Estas molesto por lo que pasó al medio día?

—Te pido que te retires de mi habitación, no tengo ánimos, O'Donell.—Dijo ignorando su pregunta.

—No, responde primero.

El mismo cielo en una época diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora