XLIII - Rompiendo con Trevor Black

365 37 6
                                    

Una de las cosas pendientes que Rachel tenía por hacer era ir a ver a Daniel.

Al día siguiente condujo hasta su tranquilo vecindario y tocó la puerta de madera de su linda casa, y quien atendió no fue alguien que ella conociera...

—¿Si?

Calipso abrió la puerta vistiendo unos diminutos shorts y una sudadera gris de hombre, quizá de Daniel; estaba despeinado y descalza.

En cuanto Rachel la miró supo que ella era la nueva conquista de su ex novio. La miró rápido de arriba abajo sin poder creer que una mujer tan bella se fijara en el idiota con problemas mentales de Daniel.

—¿Se encuentra Daniel? —preguntó sonando amable antes de entrar en crisis por el coraje.

—¿Quién lo busca?

—Rachel, una... vieja amiga. —sonrió nerviosa porque ni siquiera estaba segura de si en verdad fueron amigos una vez, esos días quedaron enterrados y olvidados en el pasado.

—Lo llamaré.

La rubia entrecerró la puerta y llamó a Daniel, quien no tardó casi nada en correr de su habitación a la puerta, escondiendo a Calipso detrás de él, como si no quisiera que Rachel la hubiese visto.

—¿Qué haces aquí? —preguntó acelerado cerrando la puerta detrás de él. Traía puestos los pants que hacían juego con la sudadera que Cali llevaba y una camiseta de algodón simple. Seguramente ambos acaban de despertar o algo.

—No tienes idea de cuantas ganas tengo de golpearte. —respondió apretando la mandíbula conteniéndose de decir todas las malas palabras que se sabía.

—Ya sé que dirás. —se llevó ambas manos al rostro cubriéndolo casi por completo. Lucía desvelado y estresado.

—¿Es ella la razón por la que dejaste a mi hermana? —señaló la puerta detrás de él.

—No Rachel, tu sabes que mis motivos fueron otros. —contestó aún con el rostro oculto.

—¿Tienes idea del daño que le has causado? —estaba furiosa con él— Mientras tu vives felizmente con una nueva mujer ella tiene que lidiar con esto sola.

—¿Con qué? —la miró por fin.

El embarazo.

—Con... —titubeó— ¡Con todo! —respondió astuta— Regresó a su época y casi todo cambió, ahora tiene que saber que sucedió con su madre, romper su compromiso y encima, va a tener que superarte porque decidiste botarla y dejarla sola con todos sus problemas.

—Mira, acerca del tema de su madre, tú eres la mejor para ayudarla, desde el principio tu querías mostrarle eso. Y segundo, le dije que no tenía por que cancelar su compromiso, puede casarse con Trevor Black si ella quiere. —dijo completamente desinteresado.

—¡Pero ella no quiere! —le gritó.

—¿Por qué no querría? Si Trevor lo tiene todo, es guapo, es joven y le sobra dinero. —ahí uno de los mayores traumas de Daniel...

—¡Pues por que ella te quiere a ti, imbecil! —le soltó un ligero golpe en el brazo izquierdo— Es obvio que no va a casarse con alguien que dejo de amar, ¡Y tú eres el culpable! —le apuntó amenazadoramente con su dedo indice— Si tan sólo no la hubieras confundido con tus besitos, tus lágrimas y tu carita de perrito, nada de esto estaría pasando. —le reclamó.

—Yo no la confundí con nada... —giró los ojos aún sabiendo que era verdad.

—¡Ay, por favor! —exclamó molesta— Escuché cientos de veces esa historia tuya de como la besaste por primera vez mientras bebían cerveza, o cuando se dieron un romántico beso bajo la nieve —dijo fastidiada— , no parabas de comentarlo cuando recién se fue y estabas en plena depresión.

El mismo cielo en una época diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora