LII - Mi buen amor.

299 34 37
                                    

NOTA: Escuchen la canción en multimedia para mejor experiencia. Analicen la letra.

Había perdido toda la tarde con Daniel, por lo que tendría que ver al abogado hasta el día siguiente para entregarle los papeles que Trevor firmó y aguantar un día más en Pensilvania, luego, listo, volvería a su típica y hermosa vida en Illinois j...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había perdido toda la tarde con Daniel, por lo que tendría que ver al abogado hasta el día siguiente para entregarle los papeles que Trevor firmó y aguantar un día más en Pensilvania, luego, listo, volvería a su típica y hermosa vida en Illinois junto a sus hijos y su futuro esposo.

—Mi amor, ¿Cómo te fue hoy?
—Bien amor. —respondido desanimada.
—¿Segura?, no te escuchas muy bien del todo.
—No, es que ha sido un día largo y estoy cansada. —bostezo falsamente.
—Desearía estar ahí para darte un buen masaje en la espalda para que de relajes.
—Esos masajes siempre terminan en otra cosa.
—Por eso —le dijo seductor—. No soporto más la vida sin ti, en cuanto vuelvas enviaré a los niños con la abuela porque muero de ganas de hacerte mía.
—Dios mío, asegurate de que los niños no te estén escuchando —rió—. Necesito ir a dormir. Te llamo después. Te amo.

Colgó y luego dio un largo suspiro, se sentía increíblemente idiota por haber estado de nuevo con Daniel, y se sintió aun peor al recordar esa actitud... ese beso... Sus labios seguían siendo igual de sabes que antes, se culpaba por seguir recordándolos. Pero no iba a caer, no debía.

Se levantó lo más temprano que pudo para ir a ver al abogado, terminar con todo el tramite y así tomar el vuelo más pronto hacia Illinois. Pero las cosas no siempre salen como uno las planea.

—Bueno señorita O'Donell, todo ha terminado, ese dinero ahora será enviado a la cuenta de Trevor Black y usted no tiene nada que ver más aquí.
—Al fin —sonrió—. Gracias.
—Ha sido todo un gustó señorita O'Donell. —dijo despidiéndola de su oficina.
—Señora Brenner, por favor.—aclaró.
—¿Disculpe? —preguntó un poco extrañado.
—Oh, nada.

Joy abrió la puerta y salió con una gigante sonrisa en el rostro, estaba feliz de saber que al fin abandonaría esa ciudad probablemente para siempre y que volvería con su familia para planear su boda. Todo parecía perfecto hasta que caminando hacia la salida, al final de un pasillo estaba recargado sobre la pared un muy gran obstáculo: Daniel.

—Justo como imagine. —habló contento.
—¿Otra vez tú?, ¿Acaso tu abogado se pone de acuerdo con el mío? —preguntó hostil girando los ojos.
—No, esta vez yo lo planeé. —sonrió.
—Basta Daniel, me tengo que ir.—respondió sin ganas.
—Ya sé, ya sé, al fin dejarás Harrisburg, es tu último día aquí.
—Correcto, y jamás volveré a verte de nuevo. —le sonrió.
—Ahí esta la clave. Ya que esta en verdad será la última vez que nos veamos, déjame invitarte el almuerzo, y luego... podrás vivir tu vida normal, como si yo no existiera.
—Lo siento, no puedo. —rechazó sin dudarlo.
—No quiero pelear, no quiero más gritos, no quiero reclamos de como te traté o como me trataste, de si te esperé o no, de si te fuiste con él o yo estuve con otras... —suspiró— quiero que esto se trate de lo que verdaderamente me importa y es mi hija.

El mismo cielo en una época diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora