Los niños crecían demasiado rápido, en un abrir y cerrar de ojos Erick estaba cumpliendo dos años, y la pequeña Danielle tenía un añito con cuatro meses. Para celebrar el nacimiento del hijo de Isaac, los abuelos organizaron una fiesta familiar, aunque también estaban algunos compañeros de clase de Isaac, gente del vecindario y amigos del Señor y la Señora Brenner.
Pero, la casa era un caos antes de que la fiesta comenzara... Eventualmente, Erick comenzó a caminar primero, e impulsada por esto, Danielle literalmente siguió sus pasos. Los dos era pequeños monstruos caminando de un lado a otro, aún sosteniéndose de todo a su alrededor para no caerse. Eran hermanos y mejores amigos al mismo tiempo, tenían conversaciones sin sentido, pues apenas balbuceaban o decían unas cuantas palabras, si uno lloraba el otro también, si uno reía el otro lo imitaba, eran los hijos perfectos de la pareja perfecta.
Erick llamaba "mamá" a Joy, y Danielle "papá" a Isaac. Aún eran muy pequeños para comprender la verdadera situación, pero todos eran muy felices creyendo y suponiendo que eran una familia tradicional.
La relación entre Isaac y Joy había mejorado obviamente, él la amaba demasiado tanto como para consentirla todo el tiempo, cuidar de su hija y satisfacerla sexualmente demasiado bien, mientras que ella correspondía con lo mismo, cuidaba al pequeño Erick mientras él estudiaba, lo hacía venirse deliciosamente cada que él se lo pedía, sólo había un inconveniente: no lo amaba. O quizá lo hacía, pero no de la misma manera en que amó al chico de 1994.
—¿Piensan tener otro hijo? —preguntó una de las compañeras de clase de Isaac. Era una pregunta que ya habían escuchado varias veces.
—No, no por ahora, pero quizá después. —respondió él mirando tiernamente a su novia.
Muchos suponían que estaban casados y que ambos bebés eran biológicamente de ambos. Sólo aquellos cercanos conocían la verdad, que eran una pareja en unión libre haciéndose cargo de los hijos de relaciones que no pudieron ser por una u otra razón.
Sin embargo, Isaac tenía el plan a futuro de casarse con Joy, formalizar esa relación y tener un hijo más entre los dos, pero quería dejar pasar más tiempo, graduarse de la universidad, tener un mejor empleo y que los niños fueran más grandes como para poder cuidar un bebé más. Era un plan que le emocionaba y le aceleraba el corazón.
Cuando la fiesta estaba en un punto en el que los invitados comenzaba a irse, uno muy especial llegó: Rachel.
—Creí que no vendrías. —la recibió con un abrazo.
—Mi vuelo se retrasó —le hizo entrega de dos cajas de regalo—. Toma, para los niños. Uno es para el cumpleañero y otro para la nena que cumplió su primer año hace unos meses y no pude venir. —dijo viendo a su sobrina en brazos de su hermana.
—No tenías que traer nada. —sonrió.
Los invitados se fueron por completo, incluso los padres de Isaac ya habían vuelto a su casa, los niños dormían y Isaac estaba en el estudio de arriba estudiando un poco para sus exámenes del lunes. Así que las hermanas O'Donell fueron a platicar a la cocina haciendo como que la limpiaban en realidad.
—¿Y bien?, ¿Ya te dio el anillo? —preguntó curiosa.
—¿Anillo? —rió— Es muy pronto para eso. Tenemos poco más de un año de relación...
—Y una linda casa, hijos, y todo el mundo adorando como se ven juntos —rió—, ¿Qué importa el tiempo?
El tiempo valía mucho.
—Si, pero Isaac está estudiando y se tiene que pagar la universidad, y pagar las cosas de los niños. Tener una boda no es tan sencillo como parece, y te lo dice alguien que ya organizó una alguna vez —rió.
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El mismo cielo en una época diferente.
RomanceJoy O'Donell estaba viviendo un cuento de hadas con el hombre perfecto, Trevor Black, con quien llevaba tres años de romance. Estaban a sólo unos días de casarse y vivir felizmente juntos; pero la noche de ensayo para su futura boda... Joy desaparec...