L - Danielle es tu hija.

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La boda estaba a unos meses de ser llevada a cabo, Joy se lo estaba tomando todo a la ligera, era Isaac quien estaba demasiado emocionado organizando todo en sus ratos libres. Y es que habían muchas cosas que organizar, el lugar, los invitados, el pastel, la comida, los adornos, las invitaciones, el vestido, el traje, la ropa para los niños, la música, entre otros mil detalles, ambos querían que todo fuese perfecto.

Joy estaba visitando jardines y salones de fiesta en Chicago, los niños habían quedado fascinados con un jardín hermoso donde había un área para jugar con resbaladillas y columpios, los dos corrían de un lado a otro emocionados de que sus padres tuvieran una gran fiesta. La mujer ahora de 30 años, recibió una llamada a su celular de un teléfono desconocido.

—¿Hola?

—¿Joy? —era Rachel al otro lado de la línea.

—¿Quién habla?

—¿Qué no puedes reconocer la voz de tu hermana? —reclamó— No sabes cuanto me costó localizar tu número.

—¡Dios mío! —exclamó emocionada— ¡Rachel!, ¡Al fin me llamas! Luego de tantos años sin saber de ti.

—Te envié cartas.

—Las cartas se dejaron de enviar hace años —se burló—, ¿Dónde has estado? No sabes, necesito verte y que hablemos de muchas cosas, debes venir a Illinois. —habló rápidamente sin poder contener su emoción.

—No, más bien tu tienes que volver a Pensilvania. —le dijo muy seria.

—¿Pensilvania?, ¿Estás en Pensilvania? —preguntó extrañada— ¿Qué pasó?

—Si, llevo acá unos meses —dio un suspiro largo—, pasa que Monica y Xavier O'Donell murieron.

Joy casi cae al piso de la impresión. Sus padres  o los que pretendieron serlo habían muerto y ella hacia años que no los veía, el último recuerdo que tenía de ellos era aquel donde les confesaba que estaba embarazada, ahora Danielle tenía 10 años.

En medio de los preparativos de la gran boda Joy tuvo que dejar a los niños con su padre y tomar el siguiente vuelo a Pensilvania. Empacó sólo unas cosas en su maleta y un bolso de mano, tuvo que despedirse de sus "bebés" y su futuro marido, con la promesa de que volvería en un par de días, tres a lo mucho.

Tenía miedo de bajar de aquel avión, hacía bastante tiempo que no pisaba su ciudad natal y hacerlo podía ponerla mal. Estaban los recuerdos de su desordenada adolescencia, su compromiso con Trevor, estaban los recuerdos con Daniel.

Sin embargo obviamente tuvo que bajar y ser recibida por su propia hermana en el aeropuerto.

Ambas se abrazaron con fuerza debido al tiempo, debido a lo que estaban por enfrentar...

—¿Dónde dejaste el color negro? —se burló al ver como su hermana había dejado de vestir con colores obscuros y ahora parecía una gran hippie.

—Viaje y cambié mucho, pero dejemos esa historia para después.

Ambas subieron al auto de la mayor y ella comenzó a conducir a quien sabe donde.

—¿Qué pasó con nuestros padres? —preguntó seria.

—Te contaré cuando lleguemos —carraspeó—. Pero dime, ¿Al fin te vas a casar?

—¿Cómo lo supiste? —dijo emocionada de nuevo— Oh claro, eres bruja.

—No, boba —rió—. Ese anillo es tan grande como para que sea visto por mis amigos en China. ¿Cómo fue?

El mismo cielo en una época diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora